Fiabilidad

¿Qué pruebas sufren los coches antes de llegar al mercado?

Marcas como SEAT realizan miles de kilómetros de test en las condiciones más extremas. Así analizan después el comportamiento de las piezas

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Cuando las marcas de coches presentan sus nuevos modelos, realmente, el trabajo de creación, desarrollo y pruebas arrancó hace varios años, mucho antes de lo que se piensa. El diseño comienza al menos con tres años de antelación y a continuación se suceden una serie de procesos que acaban con los equipos de pruebas examinando la fiabilidad del vehículo en toda clase de condiciones, desde el frío más gélido del norte de Suecia al calor más extremo de Sudáfrica. Es el trabajo que realiza por ejemplo el equipo de pruebas de la marca española SEAT, que en lugares como el Círculo Polar Ártico evaluó coches como el Ateca. Allí concentra hasta 150 técnicos e ingenieros, realiza 60 test y completa 30.000 kilómetros en cuatro meses de trabajo en condiciones extremas. Cada año, hasta 90 coches se enfrentan a la nieve, el hielo y temperaturas que pueden marcar -35 grados y el objetivo de las pruebas es garantizar el funcionamiento de todos los sistemas antes de que un coche salga al mercado.

30.000 km de uso intensivo es la distancia que recorren los vehículos durante el test de durabilidad en carreteras nevadas y con hielo. Forma parte de una prueba global de 150.000 km, en diferentes condiciones, que sirve para analizar el desgaste que pueden sufrir con los años. A lo largo de todo el recorrido, los conductores registran el comportamiento del coche, una información que los ingenieros analizan a posteriori. Son sólo cinco de los cerca de sesenta tipos de test extremos a los que se somete un coche. Unas pruebas más necesarias que nunca por la incorporación de sistemas electrónicos cada vez más complejos. Gracias a ellas, los conductores pueden estar seguros de que pueden circular por cualquier carretera y en todo tipo de condiciones con total fiabilidad. Por ejemplo, se evalúa el comportamiento del control de estabilidad. La prueba se desarrolla en una pista circular encima de un lago helado de seis kilómetros cuadrados de superficie. El control de tracción se desactiva en diferentes grados. En algunos modelos, incluso totalmente, ofreciendo una conducción más deportiva. Si el vehículo pierde la trazada, el control electrónico de estabilidad corrige las ruedas para recuperar la trayectoria. Y ahora, por primera vez, SEAT muestra al mundo uno de sus coches como nunca se había visto, un despiece de un Ateca. El resultado, un collage de piezas que, como un tetris, encajan a la perfección sobre un blanco lienzo. Después de viajar por todo tipo de terrenos durante 100.000 kilómetros, este SEAT Ateca se desmontó para llevar a cabo un minucioso examen de resistencia. «Tras recorrer 100.000 kilómetros, el coche debería responder de la misma manera que al principio», comentó Jose Luis Duran, ingeniero de desarrollo del Centro Técnico de SEAT. Y así fue.

En la revisión de las 4.000 piezas del coche, el equipo prestó especial atención a los detalles: lubricación del motor, posibles entradas de polvo, espacios estancos… Cada pieza tiene unas especificaciones, unas tolerancias al frío, el calor y el uso, y debe poder aguantar dilataciones y contracciones. Para llegar a este insólito collage de piezas, los ingenieros pasaron un día y medio despiezando el coche y analizando una a una todas sus partes.