Medio Ambiente

La Fundación Ingenio exige “medidas urgentes” para el Mar Menor y los biólogos soluciones a largo plazo

Relaciona la muerte de miles de peces con las altas temperaturas y la llegada de turistas

Vista general de la Rambla del Albujon
Vista general de la Rambla del AlbujonSTRINGERREUTERS

La Fundación Ingenio ha lamentado este martes las “dolorosas consecuencias” de la nueva crisis en el Mar Menor y se ha sumado a las reivindicaciones que “piden a gritos soluciones urgentes para atajar este drama ambiental que padecemos especialmente quienes vivimos a orillas de la laguna”, informaron fuentes de la organización en un comunicado.

Así, ha reivindicado a las Administraciones públicas que acometan “cuanto antes las soluciones existentes para acabar con este desastre ecológico”, y ha pedido responsabilidades a todos los gestores públicos de la laguna, en especial al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y a su máxima responsable, Teresa Ribera.

En este sentido, ha apuntado que “hace apenas unos meses” desde la Fundación solicitaron una reunión con la ministra para presentarle una solución integral -el Anillo Protector Ambiental-, un encuentro que “ha sido rechazado, de manera sistemática, varias veces este año”.

Asimismo, ha lamentado “profundamente” las acusaciones “tergiversadas” y “el señalamiento oportunista” por parte de “determinados activistas radicales que, de manera interesada y secundada por algunos partidos políticos, buscan un chivo expiatorio para eximir su responsabilidad y favorecer ciertos intereses partidistas, desvirtuando de este modo otras necesarias medidas efectivas”.

“Estas acusaciones, carentes de evidencias contrastables y varias veces desmentidas ya por catedráticos y expertos en la materia, únicamente hacen daño a la región dividiendo a la sociedad civil y obstaculizando que se tomen soluciones efectivas urgentes”, ha apostillado al respecto.

En este sentido, ha señalado que la agricultura en la comarca “está parada”, pues no se trasplantan hortícolas hasta septiembre, y en la actualidad el regadío practicado en el Campo de Cartagena “utiliza en un 99% la fertiirrigación con sondas de humedad que hacen más que improbable unas acusaciones que ni se han molestado en demostrar científicamente”.

Para la organización, “el verdadero problema de la entrada de nutrientes procede del acuífero cuaternario, que nada tiene que ver con la agricultura de precisión practicada en la actualidad, y al que dichos activistas radicales y la Administración parecen ignorar sistemáticamente, seguramente porque su intención es continuar viviendo del problema”.

Desde la Fundación han precisado que “los primeros indicios parecen evidenciar que existe una correlación evidente entre la muerte de esos miles de peces y los días de temperaturas extremas durante la ola de calor --en los que se han superado los 40°C de temperatura ambiente y más de 30°C en el agua--, sumados a la llegada masiva de turistas, con más de 200.000 en los municipios del Mar Menor, donde muchas casas y urbanizaciones todavía vierten sus aguas al Mar Menor, como denunciamos hace apenas unas semanas”.

De este modo, “en lugar de redundar en rencillas que no plantean soluciones, volvemos a denunciar una vez más que el Anillo Protector Ambiental, avalado por prestigiosos catedráticos y expertos en la materia a nivel nacional e internacional, es ignorado sistemáticamente por la Administración, cuando es parte fundamental de la solución”, han agregado.

Esta, han señalado, “se presenta como la única solución que atajaría el origen del problema ya que otras propuestas no abordan la entrada de nutrientes del acuífero, algo que seguirá ocurriendo durante décadas, aunque se eliminen las actividades económicas de la zona”.

Por ese motivo, la Fundación Ingenio ha requerido activar “cuanto antes” las infraestructuras previstas en el Plan Vertido Cero, cuya competencia recae en el Ministerio de Transición Ecológica, y ha exigido la “extracción inmediata” del agua cargada de nutrientes “estancada desde hace décadas en el acuífero cuaternario, de donde proceden los vertidos de nutrientes en la actualidad”.

Además, ha solicitado “por tercera vez” a la ministra Ribera que les reciba “de una vez por todas” para exponerle el Plan Integral de solución para el Mar Menor --el Anillo Protector Ambiental--, y que ejecute el Plan de Vertido Cero, además de restituir las golas a su estado original, “prácticamente cerradas por colmatación”, para que el Mar Menor “deje de ser un pantano y pueda, poco a poco, renovar sus aguas, su salinidad y oxígeno y volver a ser un mar sano”.

Los biólogos apuestan por reducir en origen

El Colegio Oficial de Biólogos de la Región de Murcia ha lanzado un comunicado en el que pide que se acometa “lareducción en origen de una parte importante de la agricultura intensiva, empezando por los regadíos ilegales, sin más demora, transformándose en modelos alternativos sostenibles o, directamente, finalizándose dicha actividad, especialmente en la zona cercana al Mar Menor”.

En un comunicado firmado por su decano, Ginés Luengo, advierte de que no hacerlo conducirá, “irremediablemente, a una mayor degradación del Mar Menor y, por extensión, del Mediterráneo cercano, donde ya se observan episodios puntuales de eutrofización en algunos puntos del parque regional de Calblanque”.

Además, constatan los biólogos que esta degradación ambiental se traduce “en una devaluación del sector turístico regional, del cual el Mar Menor concentra alrededor del 70% de ese turismo, supeditando cerca de 35.000 empleos directos que dependen, de forma directa, de esta albufera”.

Consideran que “la actual estrategia del Ejecutivo regional perjudica y pone en peligro a un 8% del PIB, a costa de salvar un sector (agricultura intensiva del campo de Cartagena) que no supone ni el 1% del PIB regional”.

“Un plan que no contempla, en ningún caso, reducir en origen, sino que consiste en actuaciones a nivel del acuífero (reducción del nivel freático) y desviando los cauces de la cuenca vertiente hacia sistemas de depuración de aguas para luego, una vez depuradas, ser vertidas al Mar Mediterráneo por medio de emisarios, junto con las salmueras”, lamentan los biólogos.

Defienden, por tanto, la reducción en origen de los aportes de nutrientes y consideran “inadecuado” las actuaciones que “pretenden la reducción de la entrada de nutrientes sin incidir en el origen que los genera, algo que es contrario a los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas y los objetivos de conservación plasmados en los instrumentos de gestión de la Red Natura 2000 del Mar Menor”.

“Para mayor problemática, continúa, el acuífero cuaternario se encuentra contaminado con elevadas concentraciones de nitratos de origen agrícola, y continuará contaminándose si no dejan de verterse nutrientes”.

Añaden que el dragado urgente y sin ningún tipo de evaluación de impacto ambiental de las golas del Mar Menor “es contrario a evidencia científica, a los objetivos de desarrollo sostenible, los de los instrumentos de gestión de la Red Natura 2000 del Mar Menor y las políticas de sostenibilidad ambiental promovidas por la Comisión Europea por ser soluciones de final de tubería que no solo no corrigen ni previenen el problema, sino que tampoco han demostrado ser eficaces para mitigar otras catástrofes ambientales”.

Por tanto, la descontaminación del acuífero debe plantearse como “un objetivo a décadas vista con un amplio margen de incertidumbre, donde será clave que la Comunidad cuente con asesoramiento de expertos hidrogeólogos”.

El drenaje del acuífero “requiere una importante inversión económica para la extracción, canalización y procesamiento del agua, sin garantías de que vaya a funcionar; es decir, que consiga reducir la concentración de nitratos o que sea capaz de impedir subidas debidas a episodios importantes de lluvia o gota fría”.

Además, “supondría inversión en tecnologías grises que suponen un incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuirán, probablemente, a un incremento de la conversión de agricultura de secano a regadío intensivo por la mayor oferta de agua disponible”.

Las salmueras y los productos depurados pretenden, finalmente, “liberarse al Mar Mediterráneo, lo que supondrá un impacto ambiental importante en la zona de descarga”.

Dragar la gola

“Mientras exista agricultura intensiva de regadío, seguirán acumulándose nutrientes en superficie que, en episodios de lluvias intensas o gota fría, acabarán indefectiblemente en el Mar Menor”. También advierte de la imposibilidad de “evitar la llegada de la mayor parte de las aguas de las escorrentías superficiales de toda una cuenca vertiente que acaba en el Mar Menor, especialmente cuando los episodios de lluvia son tan virulentos como el de 2019, y las estrategias de mitigación con obra hidráulica, además de ser infraestructuras grises que requieren inversiones enormes y alteran significativamente el patrimonio natural, carecen de evidencia sobre su eficacia a tan gran escala”.

En relación al “dragado de la gola de Marchamalo para oxigenar la albufera”, este Colegio profesional considera una “temeridad” y una actuación contraria a toda evidencia científica esta propuesta.

El dragado, advierte el Colegio, “podría alterar las corrientes marinas, favorecer la entrada especies invasoras (tanto propias del Mediterráneo, como exóticas) y eutrofizar el área del Mediterráneo anexa a Marchamalo, poniendo en peligro los ecosistemas cercanos del Mediterráneo (donde podría afectar negativamente a la pradera de Posidonia oceanica), con consecuencias devastadoras para los mismos”.

Por último, pone a disposición del Gobierno regional el conocimiento de los expertos en distintos campos de la biología que forman parte de este colegio profesional, con el fin de “avanzar en las soluciones que realmente pudieran ser viables para equilibrar el ecosistema altamente dañado del Mar Menor”.

Y es que, lamenta, el Mar Menor “está dejando de ser lo que fue en el pasado, es decir un mar interior, hipertermo e hipersalino con unas especies propias y representativas de su ambiente específico, para transformarse en un rincón más del Mediterráneo de iguales características”.

Los cambios “ya se detectan en la actualidad, y se reflejan sobre todo en el descenso de la salinidad y la temperatura, así como en la reciente aparición de especies desconocidas hasta el presente, tales como lechas, palometas, pulpos o jibias”.

El Mar Menor “sufre una degradación ambiental de tipo eutrófico desde hace décadas” que el Colegio atribuye “a la actividad humana, en concreto la agricultura, minería, pesca y turismo, y localizada en el entorno y alrededor del Mar Menor”.

Para concluir, puntualizan que el sistema es “resiliente”, por lo que estima que “aún disponemos de una ventana de oportunidad para mejorar la salud ambiental de la misma, lo cual, a su vez, repercutiría positivamente en la salud humana y en la economía local, especialmente en el sector turístico”.