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Tradiciones

El arte de vestir la Semana Santa de Lorca, en peligro

Las cofradías de Lorca alertan de que las bordadoras no tienen relevo generacional y las trabajadoras exigen mejores condiciones laborales

Los nazarenos de los Siete Dolores del Paso Azul de Lorca (Murcia) CEDIDA POR EL AYUNTAMIENTO DE LORCACEDIDA POR EL AYUNTAMIENTO DE LO

Asegurar el relevo generacional de las bordadoras. Esta es una de las principales preocupaciones de las cofradías lorquinas y para la que se está buscando una solución: la creación de un grado medio de FP para que este oficio no se pierda y para ayudar que quede regulado y tengan así la garantía de que este arte es correspondido con un salario digno.

El concejal de Semana Santa de Lorca, José Luis Ruiz, ha anunciado que se está estudiando reglar esta formación para enseñar la artesanía del bordado de Pasión. La iniciativa se va a trasladar al Gobierno regional.

La Asociación de Bordadoras de Lorca asegura que continúan en este oficio «por mantener la tradición», pero afirman que las malas condiciones laborales impiden que haya un relevo generacional para este arte lorquino.

Hay una docena de trabajadoras con una media de edad de 60 años. «La más joven tiene 47 años, pero nadie quiere seguir».

El colectivo se queja de que se han hecho cursos para enseñar a cuatro jóvenes bordadoras. No obstante, una vez formadas y conocidas las condiciones laborales «no han querido seguir porque no se puede vivir de este trabajo».

Estas trabajadoras han planteado la posibilidad de que esos cursos «subvencionados por el Ayuntamiento de Lorca» vayan directamente a los talleres para que «las propias bordadoras sean profesoras y mejoren sus salarios».

En los talleres del Paso Blanco trabajan diez bordadoras profesionales y en los del Paso Azul, unas 14, más algunas de refuerzo para momentos puntuales.

De sus puntadas salen desde piezas de un valor incalculable a otras «más sencillas» que podrían costar «unos 10.000 euros», según precisa el vicepresidente del Paso Blanco, Mariano Soto, a Ep.

Por su parte, el presidente del Paso Azul, Jose María Miñarro, y el del Paso Blanco, Ramón Mateos,afirman que las trabajadoras de los talleres de ambas cofradías están todas regularizadas y dadas de alta en el Régimen General de la Seguridad Social. Además, tienen un horario flexible para poder conciliar y se ha adaptado su sueldo a la revalorización del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).

Por su parte, el edil de Semana Santa valora el esfuerzo de las cofradías para regularizar la situación laboral de las bordadoras que, «por ley», cobran por las ocho horas de trabajo, según el correspondiente convenio.

Sin embargo, una portavoz del colectivo de bordadoras denuncia que, a pesar de haber conseguido su regulación en el Régimen General de la Seguridad Social, las cofradías para las que trabajan no pueden pagar una jornada entera. Es decir, todas están dadas de alta a media jornada. «Esto se traduce en que los sueldos que perciben no llegan al salario mínimo».

Esta bordadora, que prefiere no revelar su identidad, exculpa a las Cofradías de Lorca que «no pueden dar más de sí», pero critica la «situación de limbo» en la que se encuentra este sector que «requiere mucha dedicación», por lo que reclama un régimen especial laboral para ellas. «No tenemos apoyo ninguno». Esta situación administrativa también se refleja en los sueldos que perciben, de unos 500 euros de media.

Novedades

Para este año, el Paso Blanco ha incorporado los personajes del Antiguo Testamento, Judit, Holofernes y Aquior, protagonistas del Libro de Judit.

Todos los mantos que se estrenan este año en la procesión del Paso Blanco han sido bordados en oro y sedas y han llevado «más de 27.000 horas de trabajo», explica el vicepresidente del Paso Blanco, Mariano Soto.

Por su parte, el Paso Azul ha restaurado la carroza de Nerón y ha completado los mantos de la «Caballería del Triunfo del Cristianismo», con los mantos de Plutón y Vulcano.

Además, para un futuro, el Paso Blanco tiene previsto acometer la obra del segundo manto para la Virgen de la Amargura, concebido, según el presidente «blanco», «como un regalo del pueblo ‘blanco’ a Nuestra Virgen, un proyecto en el que cabemos todos».

Por esta razón, la cofradía ha puesto en marcha la iniciativa «Cada blanco, un centímetro», con la que quienes lo deseen pueden colaborar en la realización de este nuevo manto a través de donaciones.

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