Patrimonio histórico
La huella de los 3.000 años de historia de Cartagena
El Gobierno murciano invertirá un millón de euros en la restauración del Pórtico del Teatro Romano, uno de los monumentos patrimoniales más visitados de España
La grandiosidad del municipio de Cartagena traspasa fronteras. Y no es para menos. La ciudad portuaria se ha convertido en todo un símbolo de la riqueza cultural y el patrimonio histórico con el que cuenta la Región de Murcia. Su Teatro Romano, el barrio romano, las termas, su área sacra, el templo de Isis, la Casa de la Fortuna, el Augusteum, el anfiteatro romano o la Muralla Púnica son solo algunos de los elementos más característicos de este enclave único en España, y ante sus 3.000 años de historia, es necesario emprender acciones que garanticen la restauración y conservación de dichos atractivos para que perduren mucho más en el tiempo.
Con este objetivo se ha aprobado esta semana la inversión de más de un millón de euros en actuaciones y obras de conservación y restauración de la zona occidental del Pórtico del Teatro Romano, que está previsto que comiencen el próximo mes de octubre y hasta mayo de 2023. “Su intervención permitirá crear nuevos itinerarios para los visitantes, aumentará su recorrido y mejorará la interpretación de la zona en su conjunto”, defendió el consejero de Presidencia, Turismo, Cultura y Deportes, Marcos Ortuño.
Desde que se abrió al público en el año 2008, el Teatro Romano es el monumento y el museo más visitado de la Región, y ha llevado a la Comunidad a situarse en la élite del turismo cultural nacional. “Por ese motivo es necesario profundizar en su capacidad de atracción”. Según los expertos, se trata de uno de los mejores exponentes de intervención arquitectónica y de puesta en valor del patrimonio histórico español.
Intervención arquitectónica
El pórtico (porticus post scaenam) es un gran espacio público situado detrás del cuerpo escénico. Tenía una planta cuadrangular, con una doble galería que rodea un espacio central ajardinado, y fue planificado en el mismo proceso constructivo del propio teatro.
Las obras contemplan la extracción y restauración de las pinturas murales conservadas en dos estancias de la galería interior del pórtico que presentan un alto valor científico y patrimonial, ya que se conocen muy pocos programas pictóricos asociados a edificios públicos. El panel a restaurar estaba decorado con unas arquitecturas ficticias sobre fondo blanco. En ellas destaca un templete circular que aparece flanqueado por dos figuras masculinas semidesnudas con atributos de guerreros, datado en la segunda mitad del siglo I d.C.
Asimismo, se trabajará en la restauración y consolidación de los muros de opus caementicium, la consolidación de los sillares de arenisca del podium de la galería exterior, así como los elementos arquitectónicos de arenisca, reparación de los pavimentos de mortero y la consolidación del mortero hidráulico del estanque situado junto a la cripta.
Valor cultural
El Teatro Romano de Cartagena constituye uno de los grandes descubrimientos arqueológicos de España. Destaca el hecho de que durante tantos siglos, una joya patrimonial y arquitectónica de tal calibre pasara inadvertida, y ello se debe a la ubicación de la ciudad, que estuvo ocupada de forma ininterrumpida durante siglos y siglos hasta la actualidad.
Por ello, el cruce de culturas que se sucedieron en Cartagena hizo que la ciudad fuera cambiando, adaptándose a la forma de vivir de las diversas sociedades que allí habitaron, hasta el hallazgo de estas joyas arqueológicas en octubre de 1988. Dada su importancia, fue declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, en 1999.
Posteriormente, llegó el proyecto de recuperación del Teatro Romano de Cartagena que ha contemplado la integración de los restos en el tejido urbano, así como su adecuada conservación y exposición con fines didácticos y culturales.
La riqueza de las piezas halladas durante las sucesivas campañas de excavación ha ofrecido la oportunidad de dotar a la ciudad de un nuevo espacio museístico, el Museo del Teatro Romano, que, además de servir de adecuado marco expositivo, conduce a los visitantes hasta el interior del monumento, convirtiendo el propio Teatro Romano en su última gran sala.
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