Patrimonio natural
La acequia de origen árabe que impulsó el regadío de la huerta durante siglos
Se trata de la Acequia de La Andelma, cuyo nombre significa "fuente del agua"
En el corazón del municipio murciano de Cieza existe un lugar único cuyo origen se remonta a varios siglos atrás. La Acequia La Andelma es uno de esos parajes naturales únicos en España, que todavía hoy en día resiste el paso del tiempo, eso sí, sin poder escapar de los estragos de la evolución y el desarrollo de los tiempos. Se trata de una de las más importantes acequias de las muchas existentes en el regadío ciezano. Se encuentra situada junto al río Segura, detrás del famoso Molino de Teodoro justo enfrente del municipio de Cieza, y su nombre significa "fuente del agua".
Por este municipio discurrían cuatro grandes acequias: El Horno y Los Charcos por la margen izquierda del Río Segura y Don Gonzalo y La Andelma por su margen derecha. De los más de ochenta kilómetros de acequias de origen árabe o romano que regaban la huerta ciezana, hoy día apenas quedan dos kilómetros que conservan su estructura tradicional de barro.
Según los archivos de la web de turismo de la Región de Murcia, todo apunta a que su origen arqueológico sería islámico aunque podría tener antecedentes en época romana dado la cercanía de las acequias que riegan los campos de La Parra y toda la margen izquierda del río que nace del Borbotón y que históricamente se sitúa en esas fechas.
A pesar de su notable importancia en época islámica, sería en el siglo XIV, ya con los cristianos plenamente instalados en estas tierras, cuando adquiera un papel fundamental ya que va a dar agua al Molino de Cebollo o Teodoro, construcción del siglo XIV que aún se conserva en la actualidad.
Esta acequia no tiene estructura de obra en todas sus partes,y por lo tanto, en algunas es tan solo un surco excavado en la tierra, tal y como se construían en un primer momento estas viejas acequias.
La acequia es muestra del aprovechamiento y buen uso del agua en estas tierras desde antaño, donde brotaría una hermosa y verde huerta entre la aridez de las zonas cercanas, conformando un rico paisaje en donde las leguminosas y los cereales serían máximos exponentes de la época, a los que poco a poco los árboles frutales les arrebatarían el protagonismo llegando hasta la actualidad con el cultivo del melocotón en toda la zona cercana al Segura a su paso por Cieza.
Su valor histórico, arqueológico y etnográfico es indudable y constituye un auténtico corredor natural de gran valor ecológico.
En los tramos que todavía se conservan no entubados, se puede observar una importante vegetación típica de zonas húmedas como hiedras, zarzaparrillas, olmos o culantrillo.
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