Agricultura

Los agricultores murcianos destacan la reducción de las plantaciones de hortalizas

COAG califica de "muy mala" la campaña de cítricos en la Región de Murcia

Auge del movimiento ecologista mediante la creación de huertos urbanos de cultivo de hortalizas y/o plantas en casa
COAG-IR destaca la reducción de las plantaciones de hortalizas en el campo de Cartagenalarazon

El campo de Cartagena ha sufrido una reducción "importante" de plantaciones de hortalizas a lo largo de 2023 debido a las "restricciones" incluidas en la Ley del Mar Menor y la "falta" de agua, así como a la "incertidumbre" sobre su disponibilidad. Así lo ha puesto de manifiesto la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG-IR) en la Región, que apunta que esta situación ha provocado una bajada en la producción y un aumento de precios en origen.

En lo que respecta a las hortalizas en el Guadalentín, la organización ha recordado que el invierno de 2022 fue "muy malo" al registrar elevadas temperaturas que conllevaron la acumulación de la recogida de plantaciones y el desplome de precios. No obstante, en las campañas de primavera y verano el precio se ha mantenido "a un nivel adecuado", también debido a las bajadas de las producciones en todos los cultivos.

Respecto a la uva de mesa, COAG-IR ha indicado que la campaña puede considerarse "aceptable", pues los precios han incrementado respecto a años anteriores y las inclemencias climáticas no han afectado especialmente al cultivo.

En los frutales de hueso, la Coordinadora ha explicado que la campaña comenzó con retraso como consecuencia de la sequía, lo que retrasó la floración y produjo un acortamiento en el ciclo productivo de las variedades extratempranas. Esto tuvo efecto en la calidad de la fruta, con reducción de calibres, especialmente en el albaricoque.

Para el resto de variedades, a partir de mayo, la producción se ha mantenido en los mismos niveles que el año anterior. Sin embargo, se produjeron lluvias persistentes que imposibilitaron la recolección en el momento óptimo, quedando un elevado porcentaje de fruta en los campos.

Para la última semana de mayo y el mes de junio, la recolección se vio incrementada, lo que generó un colapso de variedades superpuestas que provocó una saturación en la manipulación de productos y la comercialización.

En cuanto a las liquidaciones a los productores, los precios percibidos en variedades extratempranas son similares a los del año pasado. Por el contrario, las de media estación tuvieron unas cotizaciones por debajo de los costes de producción, poniendo en "grave peligro" la viabilidad de muchas explotaciones.

Además, según el informe de COAG-IR, se produjo una diferencia de precios entre lo que se paga al productor y lo que se cobra al consumidor, con una "cada vez mayor exigencia" por parte de grandes cadenas de distribución, lo que conllevó también un incremento en el coste de manipulación.

Desde la organización han advertido de que la campaña de fruta de hueso ha venido marcada por el cambio climático, con un otoño extremadamente cálido, lo que ha dificultado la acumulación de horas frío necesarias para la buena vegetación del árbol. A esto se une las heladas tardías que ralentizaron la floración.

Cítricos

La campaña de cítricos puede considerarse como "muy mala", ya que la que la mayoría de los productores no ha podido cubrir los costes de producción. Así, se han padecido múltiples inclemencias climáticas durante la floración, con días de frío excesivo y viento, y la ocurrencia de pedriscos tempranos.

Las inclemencias han afectado de manera diferente según la variedad. Así, en el caso de la naranja, mandarina y limón Verna, se ha reducido la cosecha de forma "importante". En el caso de limón fino, si bien los kilos producidos se han mantenido, la afectación del pedrisco ha originado un porcentaje de cosecha no comercializable.

Por otra parte, en el momento de la recolección, las temperaturas elevadas y las lluvias han producido una sobremaduración y caída de frutos. En cuanto al precio de los productos, también ha sido un año malo, pues, por ejemplo, el limón se ha mantenido por debajo de los 30 céntimos el kilo.

Por su parte, los problemas de calidad han provocado también rebajas en los precios de mandarinas y naranjas. A esto hay que unir el problema de las nuevas plagas, sin que se encuentren herramientas fitosanitarias para el control de las mismas.

En definitiva, puede considerarse este año como "un año histórico muy negativo" en el que los ingresos no han cubierto los gastos de producción que, si bien se han reducido algo respecto a su pico en meses anteriores, continúan "muy superiores a los que existían en campañas precedentes". Todo esto provoca "cierta" reestructuración en el sector que provocará abandono de parcelas.

Cultivos extensivos

En los cereales, debido a la sequía en los meses invernales, la pérdida de producción en la Región se acerca al 95%, ya que el cultivo no ha podido desarrollarse adecuadamente, de manera que solo contadas explotaciones han podido recoger algo de cosecha.

En el viñedo, la producción se ha visto muy afectada por la sequía y el retraso de las lluvias primaverales hasta junio, con producciones del orden del 50% de reducción respecto a la campaña anterior. A pesar de esto, los precios al productor se han mantenido más bajos.

La brotación de los viñedos, especialmente en la zona del Altiplano, se retrasó mucho por estos motivos, con la reducción de la producción y, en algunos casos, con pérdida de reservas.

A pesar de esta disminución, y debido al elevado almacenamiento de vinos de campañas anteriores y la reducción generalizada en el consumo, principalmente de vino tinto, se ha producido una bajada considerable del precio de la uva, lo que propicia una reducción en la renta de los viticultores y la viabilidad de sus explotaciones.

Algunos profesionales del sector proponen la solicitud de ayudas para el arranque definitivo del viñedo. Esto podría llegar a suponer una pérdida de 35% al 40% por ciento de la superficie en la Región, con las consiguientes consecuencias sociales y económicas. En este sentido, el mantenimiento de las ayudas de desarrollo rural, en especial a la agricultura ecológica, puede jugar un papel determinante para mantener este cultivo.

Para la campaña del almendro se estima una merma de en torno al 50% de la producción normal, por la sequía y el retraso de las lluvias primaverales. La almendra ha alcanzado calibres muy pequeños con una reducción del tamaño de la pepita y, por consiguiente, una reducción de la producción. Por otro lado se ha producido un incremento importante de la plaga de la 'avispilla del almendro', con pérdidas elevadas en producción.

A pesar de esto, los precios de la almendra se mantienen desplomados, con cotizaciones en las lonjas que son las más bajas de los últimos años, ya que el mercado de almendra está dominado por las importaciones de la almendra americana, y no existe suficiente diferenciación de precios respecto a la calidad de la producción de española respecto a la de terceros países.

Ganadería

En el ovino se ha producido un descenso de más de 50.000 cabezas de ovejas reproductoras, ya que los costes de producción se han disparado. Todo ello ha provocado una reducción de la oferta, tanto en la Región como en otras zonas de España, lo que ha dado lugar al incremento de precios del cordero.

En caprino, el principal problema es el incremento de costes de producción, que no es posible repercutir al precio de venta de la leche. Por otra parte, COAG-IR ha manifestado que los escasos recursos de control de la Denominación de Origen posibilitan que, con cierta frecuencia, se encuentren en los lineales de los supermercados quesos cuya etiqueta indica que están producidos con leche de cabra de la Región, cuando "no reúnen los requisitos adecuados".

En porcino, aunque los precios se pueden considerar adecuados, se ha producido también una reducción de las plazas de cebo en más de 150.000, por los efectos de la nueva normativas de bienestar animal.