Semana Santa

Solemnidad en Murcia ante la pasión de Cristo

Las calles se llenan de bellezas escultóricas que representan la devoción por una Semana Santa de Interés Internacional

El paso de la Caída de Jesús en la procesión de «Los Salzillos»
El paso de la Caída de Jesús en la procesión de «Los Salzillos» La Razón

La solemnidad, el fervor y la pasión se apoderan estos días de las calles de Murcia durante el transcurso de las procesiones de Semana Santa, que este año se celebran sin ningún tipo de restricción por la pandemia. Una de las romerías más multitudinarias tiene lugar cada Jueves Santo, en el que cientos de nazarenos participan en dos de las procesiones más respetuosas durante estas fiestas: La Soledad y el Silencio.

La primera de ellas tuvo lugar por la tarde, a cargo de la Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, más conocidos como «Los Coloraos», que tras desfilar el Miércoles Santo de dicho color, durante la procesión del jueves cambian el color rojo por el negro del luto. Un cortejo penitencial cuyos integrantes no entregaron ningún tipo de obsequio durante el recorrido procesional y guardaron silencio durante las tres horas que permanecieron en la calle.

Tras ellos, llegó el turno de la Cofradía del Santísimo Refugio, que partió a las 22:00 horas. Conocida popularmente como la «Procesión del Silencio», es la primera y más antigua cofradía del estilo del mismo nombre al ser fundada en 1942, siendo la introductora de un nuevo concepto de procesión en la ciudad de Murcia.

El silencio es la característica fundamental de esta procesión: únicamente el cántico de corales, orfeones, auroros y tunas rompen ese silencio al entonar cánticos en honor del Crucificado. Procesionaron un único paso con la imagen del «Santísimo Cristo del Refugio», obra anónima del siglo XVI. Sus cofrades vistieron túnica de raso negro con antifaz morado y tampoco repartieron ningún tipo de obsequio, dotando de mayor solemnidad el recorrido por la ciudad.

Tras una noche de fervor, la ciudad de Murcia es tomada por otro de los momentos más esperados durante la Semana Santa: la procesión de los morados y las obras de Salzillo. Se trata de un desfile con más de cuatro siglos de historia, y es una de las procesiones más representativas y conocidas gracias a las obras de arte que realizara el escultor murciano del siglo XVIII Francisco Salzillo Alcaraz. «La Mañana de Salzillo» fue declarada Bien de Interés Cultural de carácter Inmaterial (BIC).

Alrededor de 5.000 nazarenos, entre penitentes, mayordomos, estantes, promesas y secciones de bocinas, visten la túnica morada y muchos caminan descalzos a lo largo de más de 7 horas de procesionar por las calles murcianas.

El desfile procesional cuenta con nueve pasos: «La Santa Cena» (1763), «La Oración en el Huerto» (1754), «El Prendimiento» (1763), «Los Azotes» (1777), «La Verónica» (1755), «La Caída» (1752), «Nuestro Padre Jesús Nazareno» (1600), «San Juan» (1756) y «La Dolorosa» (1755). Todas las obras son de Francisco Salzillo, excepto «Nuestro Padre Jesús Nazareno», que es anónima.

A lo largo de cuatro siglos, la procesión de Jesús ha ido cambiando con el tiempo, pero siempre vinculada a la devoción al Nazareno.Se dice que el siglo XVIII es el siglo de oro de la Cofradía porque las viejas «insignias» o escenas de la Pasión del Señor que acompañaban al Nazareno por las calles de Murcia durante los primeros años fueron sustituidas por los pasos que Salzillo realizó para esta procesión.

Para el Sábado Santo, las calles de Murcia se rendirán ante una única imagen, la del Cristo Yacente. Los cofrades de la Cofradía del Santísimo Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Luz en su Soledad portarán la túnica blanca que rige el color de luto en el pueblo hebreo, y caminarán descalzos, guardando silencio desde que se visten en sus propias casas y hasta que se quitan el capuz al finalizar la procesión. Los nazarenos que llevan el paso van también con la cara tapada, como el resto de componentes de este sobrio cortejo procesional en uno de los días más fervientes de la Semana Santa.