Opinión
Sobrevivir en Madrid
Existen algunas normas de manual sobre cómo enfrentarse a una crisis que no siempre se siguen al dedillo, pero incluso siguiéndolas, a veces, no pueden evitar el desenlace.
La primera de ellas es que no hay que minimizar nunca un problema. Dar la cara, decir siempre la verdad y admitir errores desde el principio, puede ayudar a contener el problema.
La segunda es que una crisis produce inestabilidad, cambios sucesivos y requiere una reacción rápida. El factor tiempo y sorpresa son claves. Ser el primero en informar e intentar planificar siempre constituyen la mejor improvisación.
En último lugar, la transparencia, es determinante para ganar credibilidad. Mostrarse accesible, sereno, conciso y preciso son las mejores herramientas para generar confianza.
La Sra. Cifuentes ha superado muchas crisis políticas en su dilatada carrera, la última hace escasas semanas, cuando salió airosa de su comparecencia en la comisión de investigación del Congreso de los Diputados y de su presunta conexión con las etapas anteriores del PP de Madrid, siguiendo básicamente este manual.
Pero en la presunta falsificación de un Máster, se ha saltado el protocolo contra las crisis y le puede costar muy caro.
La cúpula del PP sabe que la herida es mortal de necesidad políticamente, ahora la crisis se ha contagiado y ya no es solo de la presidenta madrileña, es del Partido Popular y de su líder.
Aunque las posibilidades están tasadas, la impronta del líder hace que caminos diferentes lleven al mismo lugar. La dirección del PP podría dar final a la crisis esperando a que Ciudadanos aumente la presión y pactando en las próximas horas con el Sr. Rivera la sustitución de la Sra. Cifuentes por otra persona del Partido Popular.
Sin embargo, el carácter del Sr. Rajoy no es compatible con las prisas, en él encaja más esperar para intentar que las aguas se calmen y, entonces, realizar la sustitución. En esa línea va el último comunicado de apoyo emitido en la mañana del sábado, aunque todo el mundo sabe que, en lengua gallega eso es un finiquito.
Esta opción tiene riesgos, como se comprobó con el caso de la alcaldía de Granada, en la que Ciudadanos no aceptó ningún acuerdo con el PP después de las dimisiones forzadas de varios ediles.
El Sr. Rivera ha venido dando su apoyo al PP madrileño a pesar de los múltiples problemas judiciales que acumula este en la Comunidad de Madrid, sin embargo, hay que recordar que en este caso el motivo de dimisión no tiene relación con la corrupción económica y el Sr. Rajoy sabe que Ciudadanos debería hacer un esfuerzo de comunicación si diese la espalda al PP cuando plantee una alternativa a la Sra. Cifuentes.
El PSOE ha visto el hueco político y ha tomado la iniciativa de intentar presentar una moción de censura. Sabe que los populares no van a perder tan fácilmente el gobierno de la primera comunidad española, pero, con ello, fuerza la salida de la presidenta y pone a Ciudadanos en el disparadero.
En las filas socialistas también hubo dudas, la mayoría provenientes del portavoz y futuro candidato, que no veía claro el éxito de la misión y sus 69 primaveras le dan la experiencia suficiente como para saber que enarbolar la bandera contra el PP le sitúa lejos de la zona de confort: si atacas, te desgastan.
Antiguamente, los toreros, cuando querían triunfar, tenían que hacerlo en Las Ventas, los futbolistas lo hacían cuando fichaban por el Real Madrid y en política ocurría tres cuartos de lo mismo. Eso sí, sobrevivir en la política madrileña es algo que no se conoce desde antes del «tamayazo».
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