Opinión

El español en la UE

El Gobierno de Rajoy está empeñado en promocionar el español en el mundo; ya me gustaría que se pasase de las palabras a las obras. Coincide en este loable intento con los anuncios del presidente Macron, dispuesto a lanzar un gran plan de apoyo y promoción del francés, que en los últimos años ha ido perdiendo presencia.

Digo yo que, puestos a ello, ambos deberían comenzar en el ámbito de la Unión Europea (UE). Recuerdo que mediada la década de los ochenta, en la recta final de la negociación para la adhesión de España a este club, el idioma de trabajo predominante en las instituciones comunitarias y en el que se elaboraban la mayor parte de los documentos, era el francés.

Poco a poco el inglés ha ido ganando terreno y ahora es el que desempeña este papel. Asumo el hecho de que, para ser prácticos, esta última lengua seguirá siendo la dominante, como sucede en el resto del mundo. Pero también me gustaría que, aprovechando la salida del Reino Unido de la UE, se intente dar un impulso a los otros idiomas, especialmente al español y al francés. Tras el Brexit, solo habrá un país, y no precisamente de los grandes, que tendrá el inglés como su primer idioma; se trata de Irlanda, al que se podría sumar en cierta medida Malta. No pretendo que se suprima o se ignore, tarea baldía, por otro lado, sino que el español cuente más que hasta ahora. Las cifras de los que lo utilizamos lo respaldan.