Opinión

Pedro no tira

Los resultados de los estudios electorales siguen marcando la actualidad política. En esta ocasión, no se trata de un sondeo ad hoc elaborado por un medio de comunicación, sino del CIS, la institución con mayor credibilidad dentro del cuestionado mundo de las predicciones electorales.

El resumen de sus conclusiones es la caída en picado de PP y PSOE. La de los populares se enmarca en el desgaste provocado por los casos de corrupción, la desaprobación sobre la gestión de problemas como el asunto territorial o la erosión del presidente del Gobierno.

Aunque el trabajo de campo está realizado en plena apoteosis del asunto Cifuentes y la incertidumbre en cuanto a la detención del Sr. Puigdemont, hay algo evidente: la crisis del Partido Popular no es pasajera y el Sr. Rajoy se ha convertido en un peso que resta más que suma.

Pero la preocupación mayor, en términos de país, es la caída del PSOE, porque aunque conservadores y socialdemócratas representan formas muy diferentes, antagónicas en ocasiones, de ver la sociedad, los derechos civiles y económicos o el ejercicio del gobierno, ni uno ni otro pueden ser acusados de populismo.

El Partido Socialista ya no es la alternativa de gobierno por mucho que se empeñe en asegurar lo contrario la dirección socialista. Según el CIS, ya no es la segunda fuerza política y, lo que es peor, la tendencia es de caída frente al ascenso de Ciudadanos.

El Sr. Sánchez lleva 4 años al frente del partido y, una vez superado el espejismo de las semanas siguientes a las elecciones primarias del año pasado, ha retornado a la senda que condujo al PSOE a los dos peores resultados de su historia en democracia, en 2015 y 2016.

Pero hay datos aún más alarmantes, como la poca fidelización de los votantes o la desaprobación de su trabajo en la oposición, aunque lo más inquietante es la caída en la valoración del líder socialista.

Los “malvados barones socialistas” han sido neutralizados y ya no pueden poner “palos en las ruedas”, la organización se ha cincelado a la medida de las exigencias de la dirección y las voces disonantes han quedado silenciadas.

A pesar de todo ello, la estrella ha abandonado al líder socialista hasta el punto de que el 60% de los votantes socialistas ya no confía en él y la sociedad española lo hace en menor medida que incluso con el desgastado Sr. Rajoy. El deterioro del líder ha ido por delante y más rápido que el del propio partido.

El mundo es más grande y más importante que el escenario electoral español y noticias como la ruptura del Sr. Trump del pacto de control nuclear son las que tienen impacto directo en nuestro futuro, pero no podemos perder de vista el problema de fondo: la emergencia de los populismos.

En Europa se está debatiendo en estos días como superarlos. Toman diversas formas, como el Brexit, el ascenso de nuevos movimientos como la extrema derecha en los parlamentos, los nacionalismos o los presuntamente nuevos izquierdismos.

Solo una Europa sólida en los valores que encarna el Estado de Derecho puede servir de muro de contención de las peligrosas acciones del Sr. Trump, pero para eso es preciso frenar el ascenso de populismos locales en todos y cada uno de los países europeos y el resultado del CIS es una mala noticia en ese sentido.

Cuando conocieron los últimos datos del CIS, algunos analistas políticos resumían la situación de los socialistas con un clásico: “Pedro no tira”. Si eso fuera verdad, lo grave no es el hecho en sí, sino sus consecuencias.