Opinión
La confianza del presidente
Hay algunos elementos comunes a la hora de organizar una estructura, ya sea ésta una organización empresarial o un órgano político. Entre todos los aspectos a tener en cuenta el más importante es la formación de equipos y los criterios con los que se realiza el reclutamiento.
Si se observa a los distintos presidentes de gobierno, el estilo ha sido muy diferente, algunos más efectistas, otros más resistentes a los cambios pero, en definitiva, todos han ido incluyendo en su gobierno a buena parte de los equipos con los que cruzaron el desierto de los tiempos de oposición.
Del gobierno que ha configurado el Sr. Sánchez se han resaltado muchos ángulos, como el factor sorpresa de algunos nombramientos, la apuesta por mujeres en puestos de máxima responsabilidad o la solvencia y la experiencia de alguno de sus miembros.
Sin embargo, han pasado más o menos desapercibidas algunas ausencias y analizarlas puede ser un ejercicio interesante. Entre las más fáciles de identificar están las de aquellos que no apoyaron al presidente en sus elecciones primarias, como el ex presidente del Congreso, Sr. Patxi López, pero también las de los que se quedaron apoyando al líder socialista cuando pasó por sus horas más bajas.
Por ejemplo, las dos personas más cercanas desde el principio de su andadura como secretario general, su ex jefe de gabinete y su ex jefa de prensa, están fuera de los entornos de gobierno. El primero de ellos fuera de la política y la segunda ha quedado relegada a tareas administrativas en la calle Ferraz.
Tampoco han sido correspondidos con nombramientos destacados miembros de la dirección del partido, como la Sra. Lastra o la Sra. Sumelzo o personas que siempre han ejecutado las órdenes cuando otros se negaban, como el Sr. Simancas o el Sr. García del Blanco.
Hasta aquí no debería causar sorpresa, la razón bien podría ser que, en su momento, los apoyos eran tan escasos que el líder socialista no estaba en condiciones de poder elegir sus equipos y, una vez obtenido el poder, ha entendido que los criterios de gobierno deberían ser más exigentes y ha decidido contar con otros.
Sin embargo, hay un segundo elemento que no debe perderse de vista, es la volatilidad de las relaciones de sus entornos en cada momento con el Sr. Sánchez. Nadie ha logrado sentarse en el Consejo de Ministros de aquellos que mantenían una relación estrecha con el presidente cuando llegó a la dirección socialista, en el año 2014.
De vez en cuando designa a alguien que levanta controversias, tal es el caso del Sr. Redondo, que se empleó a fondo para dañar a los socialistas extremeños, hasta que fichó con el propio PSOE. Pero los detractores de este nombramiento deben tener la confianza y la certeza de que todo pasa, como también pasó la fiebre de la Sra. Lozano.
De hecho, eso es lo que llama la atención realmente, que nadie ha sido capaz de resistir más allá de unos meses, a lo sumo algunos pocos años en los círculos de confianza del Sr. Sánchez.
El presidente parece estar dispuesto a tensionar a su gabinete para sacar el máximo jugo de sus ministros, de hecho, ha impuesto que ningún ministro sea parlamentario. El argumento es evitar la duplicidad de cargos y centrar esfuerzos en las tareas de gobierno, pero la razón estriba, muy probablemente, en que el escaño de parlamentario caduca con la convocatoria de elecciones y el de ministro con un decreto del presidente.
Si, además, añadimos el tiempo que le queda a la legislatura, el Gobierno no sólo está formado por buenos ministros, sino que además son valientes.
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