Opinión
Ahora Sánchez sí apoya el CETA
Pedro Sánchez obtuvo la victoria en las primarias socialistas en mayo de 2017. Lo hizo contra el aparato y con la declarada intención de disputarle el voto de extrema izquierda a Podemos. Acaso por ello, uno de los primeros volantazos políticos que, apenas unas semanas después de haber recuperado la secretaría general, quiso dar el renacido Sánchez fue anunciar que el PSOE se abstendría en la tramitación parlamentaria del Acuerdo Integral de Economía y Comercio con Canadá (CETA, por sus siglas en inglés).
El propósito de este acuerdo de liberalización comercial era doble. Por un lado, eliminar el 99% de los aranceles previamente existentes entre la Unión Europea y Canadá (algunos de los cuales eran muy relevantes: arancel medio del 9,5% en los automóviles, del 8% en el aceite de oliva, del 16% en el textil, o del 227% para el queso exportado por encima de la cuota libre de aranceles); por otro, simplificar los trámites burocráticos para así poder exportar desde un bloque económico a otro (por ejemplo, el CETA autoriza a las empresas de la UE a postularse para los contratos públicos de Canadá. Acaba con la obligación de certificar la calidad de los productos electrónicos en ambas lados y eleva el umbral de inversión mínima extranjera en Canadá no controlada por el Gobierno).
En otras palabras, la primera gran medida política adoptada por el PSOE del nuevo Pedro Sánchez fue abstenerse ante un tratado que pretendía ampliar el libre comercio entre dos áreas económicas tan avanzadas y, en muchos aspectos, tan homologables como la Unión Europea y Canadá. La presidenta del partido, Cristina Narbona, llegó a tuitear por aquel entonces que «no lo vamos a apoyar [el CETA]. Por una Nueva Socialdemocracia». Pareciera, pues, que la renovada izquierda socialdemócrata que quería liderar Pedro Sánchez en España era una izquierda proteccionista y contraria a la globalización. Pero hete aquí que la reciente visita del presidente del Gobierno a Canadá parece haber modificado radicalmente su postura frente al CETA.
Después de haberse abstenido en su tramitación parlamentaria, ahora, el secretario general del PSOE dice apoyar el despliegue del CETA en la Unión Europea y, por supuesto, también en nuestro país. La Unión Europea y Canadá hermanados a través del libre comercio del CETA. Uno podría ser benévolo y pensar que tal vez el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha resultado muy convincente en sus argumentaciones y ha convencido a Sánchez de que cometió un tremendo error en su momento. Pero la explicación más verosímil es otra: Sánchez regresó al PSOE tratando de captar el apoyo del populismo de izquierdas y, para lograrlo, no dudó en enarbolar algunas de sus banderas más características, aun cuando ello supusiera menoscabar las libertades (comerciales) de los ciudadanos.
Ahora, en cambio, prefiere desfilar propagandísticamente por Canadá de la mano de Trudeau y del CETA. Como de costumbre, los políticos anteponen su aritmética electoral a promover el bienestar y respetar la libertad de los españoles.
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