Opinión

Quebradas pero cebando el gasto

El mismo día que el Gobierno socialista, por boca de su secretario de Estado para la Seguridad Social, Octavio Granado, anunció que al actual modelo de pensiones apenas le restaban diez años de vida, el Pacto de Toledo, con el concurso cuasi unánime de las distintas formaciones políticas, aprobó enterrar parcialmente la reforma previsional del año 2013 impulsada por el Ejecutivo de Rajoy, es decir, aprobó volver a indexar las pensiones al IPC. Nótese la terrible incoherencia: por un lado reconocemos que, en tan sólo una década, el sistema de Seguridad Social estará quebrado y, por otro, continuamos alimentando insosteniblemente el gasto público en pensiones. Semejante esquizofrénica actitud debería servir para poner de manifiesto que, primero, a los políticos no les interesa en absoluto el futuro de nuestras sociedades. Su único objetivo, cortoplacista, es ganar las próximas elecciones para mantenerse en el poder, con independencia de cuál sea el coste a largo plazo de tal victoria; y, segundo, que los desequilibrios financieros de la Seguridad Social van a continuar extremándose con el paso de los años, lo que a buen seguro requerirá de nuevos recortes que repercutirán sobre alguna generación de pensionistas, ya sean los presentes o los futuros. Tengamos presente que las pensiones deberían haberse recortado un 2,6% en 2018 para avanzar hacia la sostenibilidad financiera del sistema... pero lo que estamos haciendo es incrementarlas en función del IPC.

¿Qué conclusiones deberíamos extraer de todo ello? En esencia, que no deberíamos confiar en que los políticos nos vayan a garantizar una adecuada jubilación. A la postre, a diferencia de lo que gustan de repetir los dirigentes de Podemos, la sostenibilidad y suficiencia de las pensiones no es una cuestión de «voluntad política», sino de encaje de ingresos y gastos. Y la trayectoria previsible de ingresos y gastos apuntan en la dirección de su insostenibilidad e insuficiencia (¡como reconoce el propio Gobierno!). Por un lado, los ingresos van a ir descendiendo debido a la progresiva reducción de la población activa –por meras razones demográficas–. Por otro, los gastos van a continuar aumentando tanto por el incremento del número de pensionistas como porque las rentas devengadas por los nuevos pensionistas son superiores a las de los que se van dando de baja (el monto de la pensión media va en aumento). Añadan ahora a este cóctel explosivo que todos los políticos nacionales han decidido transitar por la senda de la irresponsabilidad y del populismo haciendo estallar uno de los principales diques de contención del descontrol presupuestario de la Seguridad Social. Lo que nos queda es tratar de protegernos a largo plazo de la manipulación electoralista que nuestros políticos efectúan regularmente de nuestro sistema de pensiones. A saber, tratar de acumular ahorros personales suficientes como para no depender de las manipuladas dádivas públicas que nuestros gobernantes tengan a bien otorgarnos al margen de la situación financiera subyacente de la Seguridad Social. Ahorrar y preparar nuestra jubilación al margen del insostenible sistema.