Opinión

Las pymes pagarán la subida del SMI

PSOE y Podemos han acordado incrementar el salario mínimo hasta los 900 euros mensuales en 2019 y hasta los 1.000 euros en 2020. Dado que se trata de una remuneración estructurada en 14 pagas, en realidad deberíamos hablar de que plantean incrementarlo hasta los 1.050 euros mensuales (prorrateado en doce pagas) en 2019 y hasta los 1.166 en 2020. Y si añadimos otros costes que ha de asumir el empresario para contratar a alguien (por ejemplo, las cotizaciones sociales y las vacaciones pagadas), la cifra termina elevándose respectivamente a cerca de 1.500 y 1.900 euros mensuales. Los habrá que consideren que este incremento supone una victoria de la clase trabajadora frente al gran empresariado representado por el Ibex 35: estas megacorporaciones se verán obligadas a renunciar a una parte de sus beneficios para repartirlos entre sus trabajadores en forma de mayores sueldos. Sucede que esta narrativa de enfrentamiento salarial entre la gran empresa y la masa proletarizada es falaz. Si acudimos a la última estadística salarial dentro de la Encuesta de Población Activa (correspondiente al año 2016), comprobaremos que las compañías de más de 250 trabajadores en plantilla apenas cuentan con trabajadores a los que abonen salarios cercanos al mínimo: menos del 2,2% del total percibe remuneraciones iguales o inferiores a 880 euros mensuales (y menos del 6% iguales o inferiores a 1.120 euros mensuales); por contra, casi el 50% cosecha remuneraciones por encima de 2.355 euros mensuales (y el 24%, en torno a los 4.500 euros). El grueso de los trabajadores «del Ibex» y de otras grandes empresas, pues, ya cobra bastante más que el SMI: ellas no se van a ver afectadas.

¿Quiénes sí van a verse intensamente afectadas? Las micropymes, esto es, aquellas compañías con menos de diez empleados: el 16% de sus trabajadores perciben salarios iguales o inferiores a 880 euros (y el 34%, iguales o inferiores a 1.120 euros). Estas compañías verán cómo se les incrementan los costes laborales de alrededor de un tercio de sus plantillas, dificultando así la supervivencia de muchas de ellas (lo que repercutirá negativamente sobre el empleo de aquellos trabajadores a los que supuestamente se pretende proteger); en cambio, las grandes empresas apenas notarán las repercusiones. Al final, la consecuencia de este incremento del SMI es que la posición competitiva de las pymes se deteriorará en relación con la de las grandes empresas. Subir salarios por decreto no funciona: lo que necesitamos es impulsar la productividad.