Opinión

Mejor esto antes que el PP y Cs

Pedro Sánchez, a trancas y barrancas, pero eso importa poco, alumbrará antes o después los Presupuestos Generales del Estado, gestados por Pablo Iglesias, tras espesas y largas negociaciones entre Pablo Echenique y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, obligada a buscar una versión plausible para las exigencias de Podemos. El presidente del Gobierno, a la espera de que en Bruselas el comisario Moscovici, amigo de la ministra Nadia Calviño, de un visto bueno con condiciones –un pequeño o no tan pequeño tirón de orejas está en el guión, como también sufrió Cristóbal Montoro–, promulgue su «nihil obstat» a las cuentas españolas. España, por ahora, es un problema menor para la Unión Europea ante la deriva italiana, pero tampoco tiene un certificado de inmunidad. La economía española, en tiempos de turbulencias, podría dar la puntilla al euro, que es lo que desearían Iglesias y compañía y lo que, por todos lo medios, pretenden evitar las autoridades europeas que, por eso, serán benevolentes con España.

Pedro Sánchez necesita para los Presupuestos los mismos apoyos que obtuvo para desalojar a Rajoy de La Moncloa. También por eso, los obtendrá. Los votos del PNV no son un problema. Todo tiene un precio, nada más. Urkullu y los suyos, con un problema con los pensionistas en la calle, arrancaron al PP un aumento de las pensiones. Con el botín en la zamarra, apoyaron a Sánchez, con la excusa de que su clientela no entendería lo contrario. Ahora remitirán otra factura –ultiman los detalles– al inquilino de la Moncloa, que la aceptará. Por ese flanco, más allá de la teatralización, todo está encarrilado.

Puigdemont y Junqueras y sus validos-vicarios –amigos, enemigos y mediopensionistas, Elsa Artadi incluida– son la última frontera para las cuentas de Iglesias y Sánchez. Los independentistas catalanes, rehenes de su propia parroquia cada vez más radicalizada por ellos mismos, se ven obligados a vender caro su apoyo. Además, ERC y el PDeCAT –incluidas todas sus familias– se vigilan. El primero que ceda será acusado de «débil» por la otra parte y, por eso, embolican la discusión. Esperan el traspié del adversario pero, al final, apoyarán a Sánchez, porque prefieren a un socialista débil en La Moncloa y sin muchas convicciones antes que un hipotético regreso del PP al poder, que ahora llegaría con Ciudadanos y las exigencias de Rivera. El independentismo lo tiene claro, mejor esto antes que el PP y Cs. Habrá Presupuestos.