Opinión
Efluvios de cloacas y cañerías
Cloacas y cañerías, las físicas y las político-económicas, despiden siempre un tufo penetrante, apenas apto para los olfatos más curtidos. Sin embargo, ni las pituitarias más expertas son capaces de distinguir la procedencia de los diferentes efluvios que emanan de esos subterráneos. El ejemplo es válido para las filtraciones periódicas de las grabaciones realizadas durante años por el ex-comisario José Manuel Villarejo. Las últimas salpican a Dolores de Cospedal, a su marido, Ignacio López del Hierro, y por elevación, claro, al PP, y colocan a Pablo Casado ante un morlaco que hubiera preferido esquivar. Las anteriores pusieron contra las cuerdas al Gobierno de Pedro Sánchez, que tras las dimisiones de Màxim Huerta y Carmen Montón –por otros asuntos–, tuvo que lidiar con las desafortunadas expresiones, por muy coloquiales que fueran, de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, que además interpretó su propia versión del «donde dije digo, digo Diego», sobre su relación y conocimiento de ex-comisario.
Los fondos sonoros de las grabaciones de Villarejo parecen inacabables y, por ahora, inabordables en su totalidad. Intervenidas por la Justicia al ex-comisario, existen tres copias controladas, en proceso de expurgación. Sin embargo, la Justicia, por una parte, y el Gobierno, por otra, tienen constancia de que hay otras copias. Cantidades ingentes de información al alcance de demasiadas manos, con intereses no solo diferentes, sino a veces contrapuestos y que van, desde la defensa jurídica personal hasta estrategias políticas, sin olvidar venganzas particulares. Nadie duda, además, de que cuando se despeje la polvareda levantada que afecta a Cospedal, llegarán filtraciones nuevas, que pueden poner en aprietos a casi cualquiera que aparezca en esos inmensos archivos sonoros, porque existe el temor de que guarden sorpresas, asuntos incluso más graves que los aparecidos.
Sobre el aroma de los subterráneos político-policiales avanza la idea de que no está claro el origen de las filtraciones. Lo obvio es apuntar a Villarejo, pero hay indicios de que algunas revelaciones no solo no benefician sino que perjudican –enemistarse con la ministra de Justicia no parece muy hábil– al ex-comisario, lo que plantea la cuestión de ¿a quién o a quiénes beneficia todo esto?, el «quid pro quo» milenario, que deja en el ambiente demasiadas incógnitas y muchos nervios. Hasta la siguiente filtración, que llegará. Efluvios de cloacas y cañerías.
✕
Accede a tu cuenta para comentar