Opinión

Se fundieron la hucha

En el año 2011, la famosa «hucha de las pensiones» llegó a contar con un patrimonio de 66.815 millones de euros. Se trataba de un monto importante, equivalente a alrededor del 6% del PIB, que supuestamente iba a utilizarse para garantizar «la sostenibilidad de la Seguridad Social». Pero, como debería ser obvio para cualquiera que conozca las cifras básicas de Contabilidad Nacional, una hucha equivalente al 6% del PIB no sirve para garantizar para siempre la viabilidad financiera de un sistema cuyo gasto anual ronda supera el 11% del PIB y cuyo déficit público actual asciende a casi el 2% del PIB. Como mucho la hucha podría haberse utilizado para suavizar la profundidad de algunos de los ajustes que sí o sí la Seguridad Social va a sufrir durante las próximas décadas. Por ejemplo, quienes somos partidarios de reemplazar el actual sistema público de reparto de pensiones por un sistema privado de capitalización, basado en el ahorro personal, pensamos que la hucha de las pensiones podría haberse empleado en aligerar los sacrificios que semejante transición requeriría durante al menos una generación. A su vez, quienes se muestran partidarios de mantener el actual sistema son conscientes de los inevitables recortes que éste va a tener que afrontar durante las próximas décadas, piensan que la hucha de las pensiones podría haberse empleado en reducir, aunque sea mínimamente, la magnitud de estos recortes en el medio–largo plazo.

Y, sin embargo, lo que han hecho nuestros políticos es justo lo que cabría esperar de ellos. Utilizar todo el Fondo de Reserva para evitar recortar las pensiones de los pensionistas presentes aun cuando ello implique tener que recortar mucho más las pensiones de los pensionistas futuros. La propia ministra Magdalena Valerio ha recordado que, a finales de año, a la hucha apenas le restarán 5.000 millones de euros. La explicación de este irresponsable comportamiento es sencilla y evidente: los futuros no entran en sus planes.