Opinión
El día que Errejón se puso corbata
El día que Íñigo Errejón se puso corbata en Cambridge, en el King's College, y él mismo acompañó un «tuit» con su elegante imagen, en Andalucía, Susana Díaz empezaba a ponerse nerviosa. Era el lunes 26 de noviembre, justo el día a partir de cual estaba prohibida la publicación de encuestas electorales por una norma tan anacrónica e inútil como la jornada de reflexión y la que impide pedir el voto hasta el último minuto, como está permitido en los países de más larga tradición democrática. Absurdo en pleno siglo XXI, lo que invita a desviar la atención hacia asuntos en teoría colaterales como la peripecia universitario/estética, con todo su significado, del aspirante podemita –con reticencias o sin ellas de Pablo Iglesias– a la Comunidad de Madrid. La ley, sin embargo, no impide que los partidos políticos dispongan, día a día, de los últimos datos de intención de voto, que son los que alteraron a la presidenta andaluza, porque ratificaban su victoria, pero con menos votos y escaños, lo que complica su futuro político.
Los gurús demoscópicos cruzan los dedos. En pocas horas, unos cantarán victoria y otros tendrán que explicar sus errores, con todos los ojos puestos en el CIS y la metodología defendida por su presidente, José Félix Tezanos. Errejón, tras perorar en el aula Keynes del corazón universitario británico sobre «Reconstruir un proyecto democrático europeo: La contribución de España», puso su granito de arena en el cierre de campaña de Adelante Andalucía en Almería, una provincia estratégica porque es donde los sondeos daban a Vox más opciones de lograr un escaño. El líder podemita, para entonces, ya había vuelto a arrinconar la corbata, pero su gesto de respeto a las tradiciones de la institución británica –y que él lo haya aireado– abre puertas a muchas interpretaciones. Fue invitado por la Cambridge University Spanish Society y, por alguna razón, disertó en castellano, con pausas para que le tradujeran, según el breve vídeo que puede verse en la cuenta de Facebook de sus anfitriones, a pesar a de que habla inglés y de que él comentó su intervención en «Twitter» en el idioma de Shakespeare. Errejón, por otra parte, ya celebró la reciente tolerancia en Podemos del uso de chaqueta, casi tabú en los orígenes del partido: «Menos mal, no sabéis el frío que pasaba, sobre todo en el Congreso», bromeaba. Quizá haya un antes y después del King's College, aunque sólo es una distracción mientras llega el veredicto de las urnas andaluzas.
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