Opinión

El espejo roto

Pedro Sánchez dijo en esta campaña «sois el espejo en el que nos miramos los socialistas de España». Ayer noche, el presidente del Gobierno vio que el espejo está roto. No sólo porque en Andalucía puede gobernar la derecha, por primera vez desde la llegada de la democracia, sino porque su legislatura entra en un remolino sin fin. El PSOE se hundió sin paliativos. Fue un domingo negro. La derrota de Susana Díaz genera un problema, un fuerte dolor de cabeza, a Pedro Sánchez de un calibre todavía no definido. Sánchez aguantará y no convocará elecciones. Al menos está será su intención, porque hacerlo ahora sería un suicidio. Lo que no se sabe es que hará el PSOE andaluz. Susana Díaz ya está amortizada. La derrota socialista ha sido al tiempo el balón de oxígeno al Partido Popular. Pablo Casado ha perdido, pero los resultados le sitúan en buena posición para erosionar al gobierno de Sánchez. Le colocan en la «pool position» en la política española, aunque le abre dos frentes. Negociar y pactar con un Ciudadanos crecido, que sigue sin conseguir el ansiado sorpasso. Atraerse a Albert Rivera para gobernar España, mientras debe mirar de reojo a VOX, la extrema derecha, que ha llegado para quedarse. Sus expectativas en las europeas van a romper todos los esquemas y en unas generales serán fundamentales. Pablo Casado necesita a VOX, pero VOX puede ser su particular Caballo de Troya. El presidente de Ciudadanos tiene ahora la patata caliente. Si no apoya el cambio en Andalucía, sus votantes pueden darle la espalda. Si apoya, tendrá que medir bien qué condiciones le pone a Casado. La derecha española está obligada a pactar si no quiere que la merienda se la quede VOX. No hay margen para acuerdos alambicados. Ciudadanos estuvo dispuesto a tender puentes con la izquierda. Pactó con Pedro Sánchez y no hizo ascos al apoyo de Podemos. Hoy, como dicen los modernos, esa pantalla queda muy atrás. Andalucía no era el peor escenario para Podemos. La derrota de la izquierda le aboca al rincón de pensar. Los líos con Pedro Sánchez para desbancarlo no le han dado resultado. Andalucía ha señalado el camino de la unidad a la izquierda si no quieren pasar duros inviernos en la oposición. Deben cambiar políticas y formas. El independentismo también debería tomar nota si no quieren que llegue «el lobo de la derecha» en forma de victoria electoral. Y esto vale también para el Partido Nacionalista Vasco. Quién lo iba a decir, la derrota puede limar asperezas, abrir una puerta de oportunidad, en la mayoría que llevó a Sánchez a La Moncloa. Y Sánchez puede librarse de Susana Díaz para intentar que su PSOE también sea el PSOE de Andalucía. Ayer una forma de gobernar murió. El presidente del Gobierno debe tomar nota. El espejo está roto.