Opinión
Esta vez, hay que evitar la necedad
El Rey Juan Carlos entrega este mediodía el Premio de Economía que lleva su nombre a la cubano-estadounidense Carmen M. Reinhart (La Habana, 1955), nacida Carmen Castellanos, cuya fama trascendió los ámbitos económicos por su libro, convertido en best-seller «Esta vez es distinto: ocho siglos de necedad financiera», escrito con su colega Kenneth S. Rogoff. Ambos defendían, tras analizar 800 años de historia, que siempre se repiten los mismos errores cuando llega una crisis financiera. Los responsables económicos del momento creen que «esta vez es diferente», pero suelen tropezar en las mismas piedras y no evitar el desastre. Reinhart y Rogoff detallaron cómo España es el país del mundo que más veces –nada menos que 12– ha quebrado sus cuentas, aunque lleva 80 años sin hacerlo. Y todas esas quiebras tuvieron el mismo origen –desde Felipe II–, una montaña de deuda impagable, algo que inquieta ante el actual billón largo de deuda pública española que obvian muchos miembros del Gobierno. La excepción es la ministra Nadia Calviño, que asiste en el Banco de España a la entrega del Premio Rey Juan Carlos, creado por la Fundación José Celma. Ella sí es consciente del peligro de esa ingente hipoteca que pende sobre la economía española. También teme que quede oculta por el esperpento catalán, que acaba de alcanzar un clímax difícilmente superable, con la obnubilación de Quim Torra por la vía eslovena –hubo una guerra de diez días, más de 70 muertos y 300 heridos– hacia la independencia, culminada por la consejera Artadi que cree que celebrar un Consejo de Ministros en Barcelona, es «una provocación».
Don Juan Carlos, cuando entregue el premio a Carmen Reinhart, quizá recuerde que también se los dio a dos grandes economistas catalanes, Andreu Mas-Colell (1989), que fue consejero de Economía de los Gobiernos de Mas y, sobre todo, el muy independentista Xavier Sala-i-Martín (2004), que al agradecer el galardón habló de «premio Juan Carlos I» y omitió lo de Rey. Ayer, Sala-i-Martin, famoso por sus chaquetas chillonas, defendió la vía eslovena de Torra con un «tuit» desafiante: «En Eslovenia no habría habido violencia sin la invasión de Serbia para evitar la independencia. Por lo tanto, la «via eslovena» sería violenta si España adoptara la 'vía Serbia'». Tremendo. Quizá nunca fue más cierto que hasta el mejor escribano –Sala estuvo a punto de ser premio Nobel– echa un borrón, porque es increíble que se apunte a una tradición de 800 años de errores tan escudriñados por los expertos. Salvo mala fe, claro. Hay tiempo para rectificar, porque esta vez la necedad –no solo financiera– debe ser evitada.
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