Opinión

Más gasto y menos empleo con Sánchez

El Gobierno socialista parece hacer oídos sordos a la cada vez más evidente desaceleración de la economía española y ha decidido aprobar, por decreto ley y sin siquiera haber iniciado la tramitación formal de los presupuestos, un paquete de medidas dirigidas a reforzar las redes clientelares de su partido con determinados colectivos electorales así como a dar carnaza ideológica al dogmatismo de izquierdas. En particular: el PSOE subirá el salario mínimo interprofesional (SMI) hasta 900 euros mensuales (1.050 prorrateando las pagas extra); elevará el salario de los empleados públicos en un 2,75%; y volverá a indexar las pensiones al IPC. Se trata de tres medidas que contribuyen, por un lado, a elevar el déficit público y, por otro, a dificultar la creación de empleo. En particular: la revalorización de las pensiones costará, de acuerdo con una reciente estimación del Banco de España, 5.300 millones de euros solo en 2019 (si bien su impacto presupuestario a largo plazo será muy superior: en 2030, por ejemplo, costará el equivalente a 21.000 millones de euros actuales); asimismo, subir el salario de los empleados públicos en un 2,75% implicará un sobregasto de, como poco, 3.300 millones de euros (el conjunto de nóminas públicas asciende en la actualidad a 122.000 millones de euros por año, de modo que un incremento del 2,75% supone un coste extra de unos 3.350 millones de euros); y, por último, subir el SMI hasta 1.050 euros al mes acarrea un impacto presupuestario de unos 350 millones de euros en mayores nóminas públicas (según estima el propio Gobierno) y, a la vez, pone en riesgo la creación de 150.000 empleos a lo largo de este 2019. En conjunto, pues, el Gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado fundirse 9.000 millones de euros más que en el presente ejercicio así como condenar potencialmente al paro a 150.000 españoles. No parece que estemos ante las medidas más adecuadas para una economía que, como la española, carga con un elevadísimo volumen de deuda pública (cercano al 100% del PIB) y que, para más inri, está inmersa en un proceso de continuada desaceleración (siendo optimistas, en 2019 creceremos alrededor del 2%, lo que ya contribuirá por sí solo a ralentizar la creación de empleo y a frenar el aumento de la recaudación de las administraciones públicas). ¿Por qué Sánchez y todo su equipo económico apuestan por incrementar todavía más la deuda y los obstáculos a la creación de empleo dentro de España? No existe, me temo, ninguna buena razón económica pero sí existen excelentes razones electorales. En España hay 9,6 millones de pensionistas y 3 millones de empleados públicos: es decir, una masa de 12,6 millones de electores cuyo voto el PSOE trata de comprar a cambio de estos 9.000 millones de euros extraídos del bolsillo de todos los españoles. Lo crucial a ojos de Sánchez no es crear riqueza, sino maximizar sus probabilidades de mantenerse en el poder... aun a costa de socavar las bases de nuestro crecimiento y sostenibilidad financiera.