Opinión

España es el centro

«España lo único importante», fue el lema que imprimieron los primeros carteles de la vieja y desaparecida Alianza Popular de Manuel Fraga, precursora del PP de José María Aznar y de Vox de Santiago Abascal. Eran los comienzos de los años 80 del pasado siglo. Sí, de Vox también, claro, pues surgió mucho después como una escisión del PP. Tengo la impresión de que ese lema, luego arrumbado, incluso escondido, por el intento del centro derecha de alejarse de cualquier cuestión por la que se le pudiese identificar con un rancio nacionalismo español, vuelve a estar de moda.

Así es: España, hoy, está en el cogollo del debate público para la mayor parte de los españoles. Es de lo que se habla en los bares, en los mensajes que se envían esta Navidad. Y vuelve al centro del ruedo aquel lema popular, que no encontró entonces mayoría en las urnas porque la mayor parte de los ciudadanos tenían su vista sobre otras ideas-fuerza (libertad, autonomía, democracia). Ciudadanos, de Albert Rivera, ha sido la primera fuerza en recoger el empujón por el soplo del nuevo viento político, practicando «centrismo español» sin complejos desde Cataluña. Poco importa si eres más de izquierda, socialdemócrata, reformista, de derecha o más de derechas: quien ocupa el eje del tablero político es quien mejor representa aquello con lo que más españoles se identifican, es decir, ahora, la potente idea de España domina la centralidad del sistema.

Han sido muchos años regando el jardín de las diferencias. Remarcando de forma desquiciada lo que nos distancia como españoles, resultado de la manipulación nacionalista vasca y catalana y del furor localista de otras fuerzas. Sin comprender que nuestra pluralidad es una ventaja que nos convierte en fuertes porque son más las cosas que nos unen. Han sido tiempos en los que parecía que el elemento movilizador y moderno era agitar la ruptura. Sin embargo, igual que en los balcones, espontáneamente, los vecinos empezaron a colgar banderas rojigualdas, ha entrado como un tsunami en nuestro país la idea de que es imprescindible regar el jardín de todos. Toca mimar a España, desde Tarifa a Finisterre, de Baleares a Canarias. Toda junta. Tanto ha indignado el separatismo, que esa España silenciosa, cansada de suspirar para sus adentros, lógicamente ha dicho ¡Basta! y está en marcha.