Opinión
El legado
Pase lo que pase este viernes, de estos meses de gobierno de Pedro Sánchez quedará el mitin a cargo de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, antes de la votación de presupuestos. De él se deduce que los socialistas prefieren seguir siendo humillados por los nacionalistas a establecer un pacto serio y respetuoso con las demás fuerzas constitucionales, las aborrecidas «derechas». Habiendo sido ministra de un Gobierno apoyado por los secesionistas, difícilmente se le podía pedir otra cosa a Montero. Sorprende, en cualquier caso, el entusiasmo con que pronunció palabras tan devastadoras, la fe inquebrantable que puso en su empeño masoquista, y la acogida que, por lo visto, tuvo en las filas de la izquierda tradicional, por no decir «antigua», que descubrió la nueva estrella heredera del legado de Pedro Sánchez. En estos meses de gobierno, y como decía el editorial de LA RAZÓN de ayer, Pedro Sánchez ha conseguido aprobar siete decretos ley. El legado, desde este punto de vista, no es lo que ha hecho, que es muy poco, sino lo que podía haber hecho si (las derechas, ni que decir tiene) le hubieran dejado: desde una nueva Constitución –porque esa era la ambición– hasta un presupuesto de inédita intensidad social –ruinosa, según otras opiniones–, hasta la victoria definitiva sobre las fuerzas siempre vivas de Francisco Franco.
El legado principal es otro, cifrado en la posición en la que va a quedar la izquierda tradicional después de estos meses. Desde 2012, en nuestro país la cuestión política de fondo es elegir entre un consenso constitucional entre las fuerzas nacionales y el pacto con los secesionistas. Rajoy ofreció una y otra vez, incansablemente, hasta llegar al acuerdo sobre el artículo 155, una modalidad civilizada del primero. La moción de censura de Sánchez la dinamitó. Como consecuencia, el espacio nacional y constitucionalista ofrece ahora una nueva alternativa populista –Vox– y la izquierda tradicional está alineada con aquellos que quieren acabar con la Constitución y con España, al menos la España que conocemos. Ha habido voces socialistas –siempre dudosas, en opinión de quien esto escribe– que preconizan otra posición. La apoteosis de María José Montero indica que el PSOE va a seguir en su empeño.
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