Opinión

Huida hacia adelante`

Adiós Presupuestos. Fin al bloque de la moción de censura. Pedro Sánchez saca pecho e inicia la huida hacia adelante camino de las urnas. Mañana anunciará adelanto electoral. Los distintos escenarios habían sido estudiados por el núcleo duro del presidente con dos fechas sobre la mesa: el 28 de abril o, en su defecto, el «superdomingo» del 26 de mayo. Ya en la reunión de maitines del pasado lunes ganó enteros el escenario de abril, sobre todo después de que al menos 200.000 ciudadanos, pese al «CIS» del delegado del Gobierno en Madrid, desbordasen Colón. La iniciativa de participación democrática, legítima, cargada de razones, terminó de hacer mella en los estrategas que rodean a Sánchez, que consideran un «regalo» la estampa del líder de Ciudadanos junto a los de PP y Vox para presentar a Sánchez como un líder dialogante y moderado, acosado a partes iguales por «las derechas» y por los secesionistas.

Sin embargo, lo que se está fraguando en la calle es el hartazgo por el sometimiento de Pedro Sánchez al independentismo asumiendo su relato, desde el levantamiento del control financiero sobre la Generalitat al traslado de golpistas presos a Cataluña, pasando además por los globos sonda sobre indultos, la rebaja de la acusación de la Abogacía del Estado, la cumbre de Pedralbes, el borrado de referencias a la Constitución, los 21 puntos de Quim Torra no rechazados... hasta llegar al estrambote del relator en la mesa de partidos fuera del Parlamento. Propuestas que, lógicamente, han incendiado no solo a gran parte de los españoles, sino también –así me consta– a la cúpula del poder judicial justo al inicio del juicio por el «procés». Ante la opinión pública internacional, las negociaciones sirven para activar la propaganda separatista contra el Tribunal Supremo.

Pues bien, a pesar de todas las humillaciones independentistas que lleva a sus espaldas, Sánchez se consuela auto-convenciéndose de que en abril le arrebatará el «centro» a Albert Rivera, impidiendo su «blanqueamiento» –así lo definen en Ferraz– mediante acuerdos con barones socialistas tras el 26-M. El PSOE, en manos de José Luis Ábalos, tiene sed de campaña. Sus particulares cálculos, seguramente las cuentas de la lechera, llevan a vaticinar la posibilidad de pasar de los actuales 84 diputados a 120. Pero, tal y como advertía un miembro de la Ejecutiva Federal socialista: «Aquí no se trata de ganar, sino de gobernar».