Opinión
Líder encapsulado
«Ha llegado nuestro momento». Es el mensaje interno que Pedro Sánchez lanza a su entorno, que ve con preocupación cómo crece en sus filas el sentimiento de que las generales van a ser un paseo militar. Consciente la cúpula socialista de que sus bases necesitan «emoción» para acudir a las urnas, presenta la cita a vida o muerte. El reto de Sánchez es superar el 70% de participación para consolidar su ventaja, a lomos del carro institucional y de las tendencias detectadas en los estudios cualitativos de su guardia de corps.
El equipo del presidente avanza en su carrera electoral sin dejar de mirar a su izquierda y a su derecha. Esto es, por un lado, a un descalabrado Podemos –ya se descarta que den los números con Pablo Iglesias– y, por otro, a Ciudadanos, al que Vox está dando un «enorme bocado». Ambas fuerzas, así estaba previsto sobre el papel, podían servir para completar la mayoría que permitiese al PSOE conservar La Moncloa. Sin embargo, a estas horas unos y otros son señalados como yendo camino del matadero. Preocupa, y de qué manera, la caída por debajo de los 30 escaños de un Iglesias ya meramente en esqueleto, que solo hace guiños a la llamada «izquierda anti-OTAN», aquella más dada a quedarse en casa que a votar. Sorprenden, además, los palos de ciego de Albert Rivera, desbordado por los acontecimientos. No se entiende la facilidad con la que «ha dejado desierto el centro».
Más claro parece tenerlo el entorno del presidente, cuya prioridad pasa, de aquí al 28-A, por evitar cualquier «error» que pueda «dar munición al contrario». Así que a Pedro Sánchez le sobra la prensa. Huye, literalmente, de los micrófonos. No ha tenido siquiera reparo en hacerlo tras la puesta de largo de su propio programa electoral. Igualmente, esquivará cualquier debate cara a cara. Lo esencial, señalan desde su equipo de campaña, es hacerle llegar «encapsulado» hasta el final. Su mensaje más enfático a lo largo y ancho del país busca que cale la idea de que su continuidad y la del PSOE en La Moncloa dependen de la movilización. De ahí, claro, que azuce con más ahínco si cabe el miedo al «pacto de las derechas». Ésas van ser sus bazas a jugar estas semanas. El líder socialista quiere tensionar la carrera, y para ello nada mejor que adentrarse en el discurso del riesgo de un triunfo de la triple alianza.
Mientras, entre los colaboradores del presidente del Gobierno no hay respuesta a la pregunta sobre la posibilidad de que a PP, Cs y Vox les salgan las cuentas para gobernar juntos, como ha ocurrido en Andalucía. Es un escenario que ni se quieren plantear. Pedro Sánchez está convencido de lograr un resultado «indiscutible», por más que a algunos de sus ministros cada vez disimulen menos, a un mes de las elecciones, que se camina a un escenario en el que va a ser muy complicado investir un presidente.
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