Opinión
Caminos sin salida
«Sólo el que está ciego se va con serenidad al sacrificio», escribe Benito J. Feijoo. El ciego no se entera del precipicio que le espera y camina alegre y confiado, apoyado en el bastón de la ignorancia. Conviene avisarle a tiempo. Hay que suponer que la mayor parte de los españoles no están ciegos y por eso muchos están intranquilos ante la inminente cita con las urnas. ¿Qué es lo que ven? Ven dos caminos sin salida o con salida peligrosa. Como si hubieran leído y hecho suyo aquello de León Felipe: «Jamás he cantado las rancias tradiciones de la raza, ni he puesto mis versos al servicio de esos violentos entusiasmos regionales que andan ahora tan en boga».
Pues eso es lo que pasa. Lo que se anuncia es un Gobierno presidido por Pedro Sánchez, un político errático, ambicioso y poco consistente, apoyado por lo que queda de Podemos, Bildu, los separatistas catalanes y los nacionalistas vascos, los mismos que acaban de salvar de la quema en el Congreso de los Diputados sus últimos decretos. Por algo será. La otra salida es un Gobierno de derechas, presidido en principio por el entusiasta Pablo Casado en compañía del ciudadano Rivera, con la racial colaboración imprescindible de Vox. Me temo que son dos maneras enfrentadas de entender el patriotismo, que conducen al bloqueo político y a la confrontación. Eso es lo que parece que hay por delante, lo que se divisa entre el humo de la propaganda electoral. Estamos entre las rancias tradiciones de la raza y los violentos entusiasmos regionales.
Conviene avisar a los que están ciegos de ira, de ambición o de entusiasmo, pero sobre todo a los cegados por las banderas, el odio, las tertulias o las falsas promesas, para que no empujen, sin darse cuenta, a España hacia el precipicio. Habrá que dejar fuera de juego a los que pretenden romper a martillazos o a banderazo limpio la casa común. O sea, la Constitución. Unos y otros sobran. No me resigno a considerar aún válidos aquellos versos de León Felipe, en su «Elegía española», escritos en otros tiempos mucho más oscuros: «¿Por qué habéis dicho todos / que en España hay dos bandos / si aquí no hay más que polvo?». Ya salimos del polvo y aún estamos vivos, ya salimos de aquello y parecía imposible. Habrá que volver a encontrar entre todos el camino de la concordia. Aún estamos a tiempo de entendernos.
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