Opinión

Guerra de «selfies»

Andalucía ocupa y preocupa en Ferraz. Más en estas horas donde los tracking que se manejan apuntan que la intención de votar PSOE comienza a descender. La victoria de Pedro Sánchez en las elecciones generales pasa en gran medida por afianzar el resultado en territorios como el andaluz. De ahí que en la mayor federación socialista (allí donde ha subsistido por décadas una férrea malla de intereses tejida en torno al hoy perdido gobierno autonómico) ha tomado posiciones el sanchismo, con María Jesús Montero a la cabeza de la candidatura al Congreso por Sevilla, frente al susanismo. La ex presidenta de la Junta de Andalucía y la ministra de Hacienda viven estos días enfrascadas en una suerte de guerra de 'selfies' besos y abrazos para ver cuál de las dos es más reconocida entre los suyos. El socialismo andaluz, oficialmente al menos, está concentrado en las citas con las urnas, aunque en privado son muchas las voces que reclaman soltar lastre.

A pesar de las apariencias, Susana Díaz «sigue depre», según la describen personas de su entorno: «Atraviesa momentos bajos», señalan. Seguramente, en virtud de la teoría de los vasos comunicantes de la política, coincide con una crecida moral de sus detractores. En el feudo socialista por antonomasia se han registrado despliegues tácticos en su contra y se hace patente, en línea con Ferraz, el deseo de emprender una «transición tranquila». Por ahora se trata sólo de tomas de temperatura, escarceos, tanteos aquí y allá, filtraciones interesadas. Se niega con rotundidad que por la cabeza de Díaz pase montar un partidito autónomo estilo PSC. Es evidente que se está preparando el terreno para que la baronesa caiga «como fruta madura» y, llegado el momento, se abra paso a un perfil más flexible a la dirección federal del PSOE.