Opinión

Podemos desesperado

La necesidad es muy mala compañera política. Pablo Iglesias anda necesitado. Con un proyecto hecho añicos y unas expectativas descorazonadoras, intenta salvar Podemos de la tromba que se le viene encima con las urnas del 28-A. La elección de un edificio municipal de la Plaza Mayor de Madrid para iniciar su polémica campaña proyectando imágenes de los «papeles de Bárcenas», con los nombres de M. Rajoy y R. Rato bajo el lema «Que no vuelvan», muestra sobre todo el pánico a que tome forma la carrera interna para sustituirle y algunos le pongan inmediatamente fecha. Porque la alternativa, claro, es una «guerra civil» –gentes importantes del partido morado ya hablan abiertamente de la posibilidad– entre Irene Montero e Iñigo Errejón en un Vistalegre III. Solo en ese marco de reconocimiento de que las cosas van de mal en peor puede entenderse el indisimulado y desvergonzado uso ilegal de la fachada de la Casa de la Panadería.

«Golpe de efecto» o «Vuelta a las esencias» han llegado a llamarlo, sin embargo, como si tuviera excusa, algunos ufanos colaboradores de Iglesias. Es obvio que Manuela Carmena, aunque se lave las manos, tiene responsabilidad institucional. Su equipo de gobierno no ha tenido escrúpulos a la hora de poner un espacio público al servicio electoral de unas siglas. Sin duda, un uso excesivo e ilegítimo del poder político, al permitir la utilización de un inmueble municipal para fines partidistas. La alcaldesa de la capital de España ha sido colaboradora mal ejerciendo de juez y parte, lo cual representa un desprecio hacia la institución que encabeza, que debería preservar la neutralidad para representar a todos los madrileños. Un abuso de las normas de uso democráticas, por mucha ansiedad electoral que padezcan Pablo Iglesias y Podemos.