Opinión
De pactos ‘contra natura’ y de cómo no siempre gobierna quien quiere la ciudadanía
Constituidos ya los 8.100 ayuntamientos de toda España, nos queda la nueva foto del poder municipal. Una imagen que difiere substancialmente de la que dejaron las urnas en 2015. Si en aquella ocasión los 'pactos de perdedores' desalojaron al PP de numerosas plazas emblemáticas, dando paso a lo que se dio en llamar los 'ayuntamientos del cambio', en esta ocasión ha sido al revés; un buen número de grandes capitales en las que el PSOE ha sido la fuerza más votada han caído del lado del centro-derecha, PP o en algún caso Ciudadanos en virtud de sus entendimientos postelectorales.
Va siendo hora de cambiar la ley
No me enredaré en la polémica ya recurrente en estos casos acerca de la ley electoral; en España tenemos la que tenemos y a todos ha ido beneficiando o perjudicando por igual según hayan ido viniendo las oleadas. Tengo para mí que, en este país, como en Francia u otros, acabaremos yendo a un modelo de segunda vuelta electoral con el que se impida la entrada en los respectivos ejecutivos, locales en este caso y también regionales o autonómicos, de fuerzas populistas, antisistema y peligrosas para la convivencia y para la propia democracia. Hay ocasiones en las que 'el menos malo de los sistemas posibles' en discutida frase que, como saben, se atribuye a Churchill, debe protegerse de sí misma.
Sistemas más extremos como el primar a las mayorías, como en caso portugués o incluso el griego, país este último donde a la fuerza vencedora en el Parlamento Nacional se le otorgan 50 escaños más, directamente, creo que serían de un encaje más complejo en España.
He dicho que el PP ha recuperado emblemáticas plazas... pero ha perdido otras más importantes, de las de más de cien mil habitantes. Hablamos de 81 municipios en los que reside casi el 45 por ciento de la población española y que manejan un presupuesto colosal. Eso sí, gobernarán en conjunto sobre un mayor número de Ciudadanos.
La izquierda gana en conjunto... pero los pactos ¿de perdedores? la frenan
Los de Casado arrebatan Madrid a la izquierda, colocando a uno de sus mejores 'cabezas' al frente de un gobierno local: José Luis Martínez Almeida. Zaragoza también cae del lado del PP, a pesar de que el PSOE fue la fuerza más votada. En Alicante, Málaga o Murcia, el PP sí ha sido la primera fuerza política y en todas ellas seguirá gobernando gracias a 'la llave naranja'. En algunos casos, como en el de Granada y Palencia, los populares han cedido el paso a los de Rivera, teniendo estos menos concejales, para frenar a la izquierda. Ciudad Real y Albacete también caen del lado naranja, aunque aquí, los de Ciudadanos se turnarán con el PP: dos años cada uno. Una fórmula que incluso se puso sobre la mesa en Madrid y que a algunos les pareció una mamarrachada pero que a mí me parece un signo de frescura democrática y una innovación a la que -como a otras- muchos españoles no estén acostumbrados pero que debería explorarse más.
Crispación ciudadana... entendible
La jornada del 15-J ha dejado algunas cosas más; nos ha dejado bochornosas imágenes y sonidos poco edificantes. Pactos 'contra natura' y crispación. En Melilla, el único edil de Ciudadanos se ha hecho con el cetro de mando municipal desplazando a un histórico del PP, Juan José Imbroda, acosado por acusaciones de presunta corrupción. Imbroda ha cedido el testigo de muy mala manera, a regañadientes, como si pensara -que tal vez lo pensaba- que su mandato era vitalicio. El pleno se convirtió en una sesión muy bronca, donde se oyeron gritos de 'traidor' contra el nuevo regidor, Eduardo Castro. Este, había puesto como condición al PP para su apoyo que no contara con Vox, cosa a la que los genoveses se negaban. A cambio se ha apoyado en los ocho ediles de Coalición por Melilla, una coalición que aglutina a la mayoría del voto musulmán.
En Barcelona, las cosas no fueron mucho mejor. Ada Colau obtuvo una amarga revalidación, gracias a los tres votos, entre otros del exprimer ministro francés, Manuel Valls, que fue insultado desde el inicio hasta el fin del acto por nacionalistas e independentistas. Y es que, para Colau, ser de nuevo alcaldesa al precio de apoyarse en un candidato al que despreció llamándole 'el candidato de las élites', ha sido un plato difícil de digerir. Valls recordó a la antigua activista antidesahucios que en España no hay presos políticos, y sí políticos presos. Lo hizo porque la alcaldesa explicitó su voluntad de mantener contacto frecuente con el encarcelado concejal Forn, que del pleno volvió a la cárcel. Enfadados y frustrados quedan los de ERC, con los mismos 10 concejales de Colau y con 4.833 votos más. Una Barcelona, como se ve, partida en dos.
Por dejarnos, la jornada del 15 J nos dejó incluso algunas plazas importantísimas como León y Segovia, pendientes de recursos y con equipos de gobierno por tanto no constituidos. En León paradójicamente ha sido Vox la que ha facilitado el paso -temporal, como digo- a los socialistas, tras no aceptar el PP sus exigencias.
No serán las únicas grandes ciudades en las que se trate de revertir la situación; en Burgos ha sido elegido alcalde, también con polémica, el candidato socialista. El PP ha amenazado ya con una moción de censura en unas semanas, salvado el plazo que impone la ley.
Algunas conclusiones necesarias
En resumidas cuentas; urge una revisión de la ley electoral, que tal vez funcionara bien para elegir alcaldes hace cuarenta años pero que, a la vista está, genera cada vez más focos de tensión y malestar ciudadano. Ocurrió en 2015, cuando ganó la derecha, pero gobernó la izquierda en casi todas las grandes plazas y ha sucedido de nuevo en 2019, solo que al revés. Abogo abiertamente por una Segunda Vuelta... ¡ya!
El PP ha salvado los muebles; esta es la segunda conclusión importante. En Madrid, el flotador de Pablo Casado se llama José Luis Martínez-Almeida y en menor medida Isabel Díaz-Ayuso. ¡Ojo que en la Comunidad de Madrid no está todo el pescado vendido! Ignacio Aguado aún puede dar sorpresas.
Una tercera conclusión es que Ciudadanos, hasta la fecha, no ha sabido jugar sus cartas de forma óptima. Tenían 'la llave naranja' en muchos lugares y la han tirado al río. Pudiendo haber obtenido más poder, se ha quedado con el mínimo: apenas seis grandes capitales y en algunas, encima, compartido con el PP. ¡A ver si en las negociaciones para los gobiernos autonómicos espabilan!
Y por rematar, una cuarta conclusión, esta para el PSOE, en forma de consejo y para la izquierda en general: el hundimiento de Podemos -solo conserva como plaza emblemática Cádiz y de milagro- supone un serio aviso para los de Sánchez, que habiendo triunfado en las Elecciones Generales y también el pasado 26 de mayo, han comprobado como las victorias no siempre son tan dulces. Y que, en LA política, como digo siempre, lo importante no es ganar... sino gobernar.
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