Opinión
Menos activismo y más política
Ada Colau ha acordado con los socialistas de Jaume Collboni el equipo de gobierno de Barcelona. La negociación ha sido lenta y farragosa. El reparto de competencias se hace «a pachas» porque Colau ha asumido que ha perdido y los socialistas son sus únicos socios para mantener la alcaldía. Collboni se ha asegurado que no podrá ser expulsado del equipo de gobierno fácilmente, como en la pasada legislatura, y el activismo ha sido relegado. Su puesto, al menos en teoría, lo ocupa la política. Ahora el gobierno municipal es un acordeón donde en cada área hay concejales de los dos partidos, una forma de evitar sustos por decisiones arbitrarias. Solo una incógnita en este reparto, las competencias de Eloi Badia, el concejal que más fracasos ha acumulado en estos pasados cuatro años.
Colau ha aceptado el reto de los socialistas forzada por la situación. Solo el PSC le garantizaba la alcaldía y, por ende, la supervivencia del proyecto político de los Comunes que ha entrado en barrena tras los fracasos electorales. Y los socialistas han sacado rédito. Las tres asignaturas pendientes de Colau –seguridad, promoción económica y movilidad– serán gobernadas por socialistas. Colau se garantiza el presupuesto pero pierde la gestión de la casa consistorial, ahora en manos también de una socialista.
La alcaldesa salva los muebles en la ciudad aunque su cintura rocosa, arrojándose en manos de Esquerra Republicana para hacerse perdonar su desplante en Barcelona, la ha dejado fuera de juego en las negociaciones de la Diputación de Barcelona y la pueden situar como un jarrón chino en el Área Metropolitana de Barcelona, el gobierno supramunicipal con competencias y recursos para gestionar no pocas competencias y servicios.
Ahora Colau deberá poner en marcha un consistorio que ha languidecido en los últimos cuatro años, al tiempo que debe afrontar una severa crisis de su proyecto personal: los Comunes. Colau y los suyos afrontan un posible adelanto electoral en Cataluña sin candidato y ha sido desautorizada por Pablo Iglesias que se comprometió a firmar con Pedro Sánchez un documento en el que se decía alto y claro que los Comunes no podrían defender sus postulados políticos. Quizás por eso, Colau enviará el próximo 24 de septiembre, la Diada de la Mercè, un cariñoso mensaje a Iglesias: el pregón de la fiesta mayor de Barcelona correrá a cargo de Manuela Carmena. Eso, por si acaso el líder morado insiste en elecciones anticipadas. A lo mejor los Comunes se le desmarcan. ¡Solo le faltaba eso!
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