Opinión
Parásitos
La política catalana se ha caracterizado por ser el producto de la acción de personajes parásito. Como recoge la RAE, dicho de un organismo animal o vegetal: que vive a costa de otro de distinta especie, alimentándose de él y depauperándolo sin llegar a matarlo. Al Estado español lo han echado de Cataluña, sin llegar a acabar con él, como ha demostrado la sentencia del «procés». Pujol no hubiera podido vivir sin Felipe ni Aznar; Artur Mas lo intentó con Rajoy y como no respondió al órdago de la financiación se tiró el pegote de la independencia de cartón piedra…perdió y dejó a Puigdemont que ha conseguido lo que parecía impensable cuando la hegemonía gubernamental era de la derecha. Puigdemont convenció a ERC para unir fuerzas en una lista conjunta y dotar todo de una melaza entre épica y hortera con la que sumar a millones en vistosas manifestaciones. Lo que también perfeccionó es la capacidad de parasitar a sus propios socios y más concretamente a Junqueras. Los de Esquerra son los llamados a los grandes triunfos y por una cosa o por otra, por un momento o por otro, nunca lo consiguen. Ahora, en los planes de Puigdemont, está aprovechar la reclamación de su ex vicepresidente sobre su inmunidad ante el Tribunal de Justicia Europeo, para colgarse de la decisión. Lo más probable es que mañana ese tribunal reconozca esa inmunidad porque el abogado general ya dio una pista y porque en Europa no se entiende bien por qué no se puede hacer algo con Cataluña…ahora que hasta Boris está dispuesto a una segunda toma del referéndum escocés. Con la inmunidad en mano, Puigdemont cambiará el campamento y se desplazará a Perpiñán donde le han alquilado la casa donde habitó Maciá cuando se largó de España en 1923. No irá a Barcelona. Sabe que tal y como están las cosas puede ser detenido, quizá hasta esa podría ser una condición de ERC al Gobierno de Sánchez. Montará allí su cuartel desde el que dará las órdenes pertinentes a su petimetre Torra, que espera la inhabilitación y mantiene el botón electoral. Será de nuevo Perpiñán la capital de la Cataluña desnortada, como cuando Carod Rovira se fue a entrevistar con los de la ETA mientras Maragall andaba en Turquía. Desde allí dará las órdenes para atacar a ERC si avanzan mucho con Pedro Sánchez. Puigdemont siempre ha sido de los partidarios de ni Gobierno en Madrid ni Gobierno en Barcelona. Menos ahora que el Supremo va a por su diputada Laura Borrás. Pero eso quedará en lo que ahora conocemos como la «corrupción buena» como los EREs o el caso De Miguel del PNV.
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