Opinión
Sumar en Cataluña
Lo que cuento ocurrió poco antes de que Ciudadanos diera el salto, un salto mortal, a la política nacional. Acababa de obtener un resonante triunfo en Cataluña. El joven y apolíneo Albert Rivera despertó entonces la atención de los poderosos de la Villa y Corte. Se vio discretamente, o no tanto, con muchos de ellos: ex ministros, diplomáticos, figuras del Ibex. Y los cautivó. Vieron en él a un político brillante y ambicioso, con gran porvenir. Los más entusiastas le animaron a dar ya el gran salto, convencidos de que estábamos ante el futuro líder del centro-derecha, su regenerador, en un momento en que al PP le llegaban todas las facturas de las pasadas corrupciones y aparecía rodeado y atrincherado. Y es lo que hizo Rivera , animado por un grupo de intelectuales liberales, lo mejor de cada casa, empujado por el entusiasmo de sus seguidores y movido por su enorme ambición. Sin embargo, hubo también personajes importantes de la política y los negocios, muy experimentados, que le aconsejaron esperar y propusieron que Ciudadanos, tras su triunfo catalán, se convirtiera en la marca o franquicia del Partido Popular en Cataluña. A mí me lo contó un destacado ministro de Aznar que se había visto con Rivera. Pero ni unos ni otros aceptaron el plan.
Después de aquello han ocurrido muchas cosas –en Cs, en el PP y en Cataluña–, y la política nacional da señales de haber perdido el rumbo constitucional, el rumbo del 78. Nos presentamos así ante unas nuevas elecciones en Cataluña, la comunidad que se ha convertido en la clave política de España. Parece de cajón, con la experiencia acumulada, que se plantee en serio la reagrupación electoral de las fuerzas de centro-derecha, inequívocamente constitucionalistas frente a los desvaríos socialistas, de cara a estos importantes comicios. Lo que se abre paso en las mentes más lúcidas es aplicar en Cataluña la fórmula exitosa de «Navarra Suma» con Ciudadanos como principal punto de referencia y conformando, en su torno, un frente amplio. Esa misma fórmula se baraja para el País Vasco, en este caso con el PP tirando del carro. «Estábamos unidos por la común tarea…», podrían decir todos apoyándose en el verso de Gabriel Celaya. Inés Arrimadas, la líder de hecho de Ciudadanos, se ha mostrado abierta a unir fuerzas. Pocas veces brilla tan claro el interés nacional sobre los oscuros intereses y enredos de los partidos. No basta con vivir bajo el mismo cielo; hay que tener delante el mismo horizonte.
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