Opinión

The Walking Dead

Ayer salí a pasear políticamente por Cataluña y me encontré con un paisaje desolador. Los escaños y hemiciclos estaban desiertos, los escaparates quebrados, los coches abiertos y abandonados. Enseguida me di cuenta de lo que está pasando: políticamente, Cataluña es ya Zombieland. Un cadáver político, para alargar su agonía, ha decidido dar la legislatura por acabada, pero sin convocar todavía elecciones. En ese interregno, se da la prodigiosa situación de que Torra ya no está políticamente vivo, pero tampoco muerto. Con lo cual, al igual que el conde Drácula, se ha colocado a sí mismo en la posición del «no muerto». Avanza por las calles errante, mirando a su alrededor, mientras todos se esconden a su paso. Pero ahí está además Puigdemont, arrastrándose por Europa, yendo de un lugar a otro y siendo recibido cada vez en menos sitios. También, de su ultratumba política se ve regresar allá a lo lejos a Artur Mas con una nueva candidatura que se llamará «Juntos por si cuela». Incluso Junqueras quiere presentarse en espíritu desde su mazmorra e Iceta, que parecía que hasta ahora se había librado de la mordedura del zombie, resulta que no ha sido así, y ha cruzado la laguna Estigia para rescatar la idea de, junto con un estatuto en descomposición, un nuevo tripartito desde el más allá.

No andan mejor los de Ciudadanos que hasta que no celebren su congreso no sabrán si están vivos o muertos. Les guste o no, su única posibilidad pasa por Arrimadas, pero todavía desconocen si su inevitable carta de salvación se ha podido librar o no del mordisco del virus autoritario. Las CUP se volvieron zombies hace tiempo, en cuanto se les tentó con vivir como tertulianos de TV3. Quedan Fernández y Álvarez de Toledo quien, aunque en los medios autonómicos insistan en pintarla como la madrastra de Blancanieves, lo cierto es que es la única que tiene la carne tan dura como para blindarse ante los bocados del mundo «no muerto».

En fin, voy a salir ahí fuera bien aprovisionado de munición dialéctica. Apiádense de mí. Mi único consuelo es que esto durará poco porque, dado que los zombies se alimentan de cerebros humanos, en Cataluña, debido a la escasez, fallecerán pronto de inanición.