Opinión
El cachondeíto carcelario catalán
La Catedral era la prisión a la carta que el Gobierno del infausto Gaviria construyó para Pablo Escobar en Antioquía. Mejor dicho, que Escobar construyó para sí mismo porque tan cierto es que el edificio fue rehabilitado por el Ejecutivo colombiano como que el narco lo decoró a su gusto convirtiendo el penal en un hotel de cinco estrellas gran lujo. Al punto, que los colombianos se cachondeaban rebautizando la prisión de máxima seguridad de La Catedral, que así se denominaba oficialmente, como «de máxima comodidad». A Junqueras, Romeva, los Jordis y demás golpistas les han hecho un Pablo Escobar desde el minuto 1 de su reclusión: echaron a los presos de las mejores celdas para que las okupasen ellos, les cambiaron los colchones, les pusieron cortinas, les permitieron disponer de ordenador en la celda, se les suprimió ad hominen la obligación de pasar por el arco de seguridad cada vez que cambiaban de módulo, comen a la carta (chefs externos incluidos) y, para colmo, les permiten dar entrevistas desde Lledoners día sí, día también. Vamos, lo normal para cualquier interno. Esto es lo que sucede cuando te cargas el sistema penitenciario único. Cuando Pujol arrancó esta competencia a Felipe González sabía lo que hacía. Entonces, su objetivo era que los chorizos de su corruptísimo partido, empezando por él y su hijo Oriol, vivieran a cuerpo de rey si debían cumplir pena por culpa del «opresor Estado español». Administrar las cárceles supone poder hacer un Pablo Escobar a quien te plazca y aplicar el dichoso artículo 100.2 del régimen penitenciario a tu antojo. Que es exactamente lo que está haciendo Instituciones Penitenciarias de la Generalitat otorgando la semilibertad a discreción a los tejeros catalanes. Pasándose por el arco del triunfo el hecho de que esta potestad es excepcional: se aplica cuando el reo muestra una buena conducta, está rehabilitado y objetivamente sabes que no va a reincidir. Ni Junqueras ni sus secuaces han dado muestras de arrepentimiento. Todo lo contrario: han declarado unánimemente que lo volverían a hacer. Conclusión: hay que recentralizar muchas cosas, no al estilo Vox anulando las autonomías porque eso es imposible, pero sí parcialmente, empezando por las cárceles de Cataluña. Tres cuartos de lo mismo ocurrirá con los etarras si Urkullu acaba controlando las cárceles vascas. Tiempo al tiempo. Basta ya de cachondeítos que nos acercan más a la Colombia de Pablo Escobar que a una democracia seria y de calidad.
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