Opinión
Delcy, estrella de la tele
Al final, voy a tener que darle la razón a Nicolás Maduro. ¡Su número dos es ya una celebridad, le está haciendo sombra! «El futuro de España depende de Delcy», ha exclamado desde Venezuela, exultante, el líder bolivariano, con su voz de pregonero de mercadillo. Y Delcy le ha correspondido con su dulce sonrisa. Y ha callado ante todos. Y quien calla, otorga.
No me digas que no te resulta absurdo que, a estas alturas de la telenovela «Delcygate», aún no nos hayan aclarado qué pasó exactamente aquella noche en Barajas con ella y con su séquito de personas y maletas valiosas, con el ministro Ábalos y su misterioso acompañante. ¿Tan grave fue?
Delcy Rodríguez, creadora de frases tan celebres como «en Venezuela no hay hambre, en Venezuela hay voluntad» o «aquí no hay crisis humanitaria, aquí hay amor», no se ha hecho famosa por su cuestionada trayectoria política, sino por su visita relámpago a un lugar que jamás debería haber pisado –lo tiene expresamente prohibido– y, sobre todo, por lo mal que gestionó nuestro Gobierno su estancia en el aeropuerto de Barajas.
Según el vigilante de seguridad que la vio y declaró ante notario, Delcy paseó por la terminal, como Pedro por su casa, sus maletas no pasaron los controles correspondientes. Estuvo en todo momento acompañada por Koldo García Izaguirre, hombre próximo al ministro Ábalos, desaparecido Koldo en combate desde hace ahora dos semanas.
¿Qué pasó con la prometida transparencia de este Ejecutivo recién nacido? ¿No sería mejor que trascendieran las imágenes de Barajas? ¿Preparó el Ministerio del Interior la visita de Delcy al saber que se dirigía a Madrid? ¿Con quién quería reunirse ella, realmente?¿Por qué Ábalos ha relevado al jefe de crisis de su Ministerio justo ahora? Nadie responde, ministros a la fuga en el Congreso. Y de nuevo quien calla, otorga.
Delcy lo opaca todo estos días. Incluso a Quim Torra y a la próxima mesa de diálogo en la Moncloa donde por cierto, volveremos a ver a Pablo Iglesias, que nada ha querido añadir sobre la repentina estrella venezolana. Omnipresente vicepresidente del Gobierno, Iglesias se cuela en todas las fotos y controversias. Con los independentistas, con el turbio asunto de las menores tuteladas de Baleares, con los agricultores. Pero estos últimos saben apretar fuerte, vicepresidente.
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