Opinión

Retroprogresismo

Hay quien se pasa de progre y llega, cerrando el círculo, al atavismo. El afán de justicia puede conducir a la guillotina. La eutanasia, por ejemplo, es la supervivencia del fuerte. El feminismo cerril, es exclusión de lo femenino. La supuesta igualdad escolar, condena de la excelencia. Líbrenos el destino de los savonarolas.

El trabajador tiene derecho a ahorrar, a mejorar la situación de su familia, a guardar para el futuro y la vejez. Comprendo que la izquierda quiera un reparto justo de la riqueza, es un objetivo cabal, pero prohibir la mejora es lo contrario a la justicia. Si una autonomía consigue crecer y bajar los impuestos a la vez ¿por qué castigar a sus ciudadanos?

Al Gobierno se le llevan los diablos con Madrid y las autonomías de derechas, que reducen las tasas y no dejan de crear riqueza. El remedio de la ministra de Hacienda es subir cargas y «armonizar» al alza. No se entiende. Argumenta que, de ese modo, se evita el «dumping», la competencia desleal.

¿Por qué es desleal que una empresa o un particular prefieran invertir donde el dinero rinde más para el trabajador y el empresario? Dumping es vender el producto por debajo de su precio, para sabotear a los demás, y no es el caso. Quienes se duelen, si acaso, son los envidiosos que lamentan el éxito ajeno.

Allá este Gobierno con sus decisiones. Todavía está Gabilondo –excelente candidato socialista para Madrid– lamentando haber cosechado una derrota por prometer más impuestos.