Opinión

El valor humano de la Legión

Como todos los años, la Junta de Andalucía ha concedido sus premios con motivo del 28 de Febrero, día de Andalucía. Entre ellos destacan, por conocidos, el veterano escritor Antonio Burgos nombrado Hijo Predilecto de Andalucía, así como el futbolista de El Puerto de Santa María y jugador del Betis Joaquín Sánchez, a quien se le ha otorgado la Medalla de Oro del Deporte. Por razón de espacio no puedo citar al resto de los galardonados, todos ellos de indudable mérito en sus respectivas áreas de conocimiento o actividad. La Junta de Andalucía también le ha concedido el Premio a los Valores Humanos a la Legión, que este año cumple su primer centenario. En efecto, la Legión se creó con el nombre de Tercio de Extranjeros por Real Decreto de 28 de enero de 1920.

Pudiera extrañar que una unidad militar y. concretamente una unidad de choque, destacada entre otras cosas por su bravura, sea premiada por sus Valores Humanos. Sin embargo, ya el año pasado, la Fundación Víctimas del Terrorismo concedió a nuestras Fuerzas Armadas el premio «Defensa de los Derechos Humanos». Resultó trascendente para la concesión de esa distinción que estuviera presente en numerosas misiones en el exterior, desplegadas en cuatro continentes. Recordaba la Fundación que dichas misiones son «Una contribución a la Paz que hace a nuestra sociedad deudora con unas Fuerzas Armadas que siempre han velado por nuestra seguridad, a riesgo de haber entregado la vida de no pocos de los suyos».

Eso mismo puede repetirse hoy en relación con la galardonada Legión, cuyo credo le obliga a estar siempre y en todo momento dispuesta a acudir donde sea requerida y, muy especialmente, en aquellas misiones de mayor riesgo y fatiga.

El vicepresidente de la Junta, Juan Marín, ha declarado que la Legión es «un cuerpo de élite que celebra este año su centenario». Añadió que se trataba de la «primera unidad de profesionales del Ejército español» y apuntilló: «Destaca su labor en conflictos en Bosnia, Congo, Afganistán y muchos otros». En efecto, ha formado parte de 24 contingentes, desplegándose desde 1992 en las sucesivas misiones que se han desarrollado en Bosnia Herzegovina, Albania, Kosovo, Macedonia, Irak, Congo, Líbano, Afganistán y Mali, habiendo sufrido en estas misiones 80 bajas entre muertos y heridos.

A nadie le debería sorprender que una unidad militar de choque, como es la Legión, pueda destacar por sus Valores Humanos. Eso sería ignorar la milicia y desconocer a la Legión. Valores tan humanos como la solidaridad, la entrega a los demás, el compañerismo, el valor, la abnegación, el espíritu de sacrificio, la disciplina, la amistad, el compromiso y otros tantos impregnan el credo legionario en grado superlativo.

Como ejemplo cabe recordar al joven teniente de la Legión Arturo Muñoz Castellanos, cuyo nombre aun resuena en Bosnia, donde murió, como casco azul de la ONU en 1993, siendo el primer militar español muerto en una operación en el exterior de nuestras Fuerzas Armadas. Su misión consistía en entregar plasma sanguíneo en dos hospitales de Mostar, donde actualmente el nombre de España luce en una de sus plazas. Pocos se atrevían a llegar, sin embargo, resultaba imprescindible para que los heridos allí hospitalizados lograsen sobrevivir. En el cumplimiento de su deber, el teniente recibió el impacto de una granada de mortero que le causó la muerte, en un acto de generosa entrega a los demás. ¿Puede negarse el valor humano del teniente Muñoz Castellanos? ¿Puede negarse el valor humano de la unidad legionaria que mandaba el teniente? En absoluto.

La característica que distingue a la Legión de otras unidades militares no es el valor, que no es atributo exclusivo suyo, sino la extrema generosidad en el ejercicio de esa virtud, así como su excelente grado de preparación. La acción valerosa y abnegada del teniente Muñoz Castellanos no fue una acción aislada, sino la conducta habitual de la Legión en su siglo de existencia. Por eso es la unidad más condecorada de nuestras Fuerzas Armadas, con cerca de 10.000 muertos y 40.000 heridos en acto de servicio.

Decía Baltasar Gracián que al hombre superior le distinguen estas tres señales «la virtud, que lo libra de la ansiedad; la sabiduría, que lo libra de la duda; y el valor, que lo libra del miedo». Por ello, y sin temor a equivocarnos podemos afirmar que el legionario es un soldado superior. Está formado para obrar sin ansiedad, desconoce la duda y, además, su valor le vacuna contra el miedo. Estas cualidades tan humanas, tan castrenses, son desarrolladas en la Legión en grado extremo, y al ser dirigidas por unos cuadros de mandos que siempre se han destacado entre los mejores de sus empleos, hacen de la Legión una unidad militar única y ejemplar.

Desde hace años se sigue en el Ministerio de Defensa el procedimiento para la concesión a la Legión de la Cruz Laureada de San Fernando, en su versión Colectiva, por su participación en la Guerra del Rif (1920-1926). Sería un acto de Justicia que se le concediera la más alta condecoración militar de España, que fue creada por las Cortes de Cádiz en 1811, dándose la circunstancia que, a excepción de la concedida en 2012 al Regimiento de «Cazadores de Alcántara, 14 de Caballería» por su acción en Annual, la ultima otorgada lo fue al legionario Juan Maderal Oleaga, muerto en el combate de Edchera en 1958. Fiat Iustitia.