Opinión
Repúblicavirus
Me sucede algo chocante. Desde joven,
he sido de pensamiento republicano. Más que nada porque, para
gobernarnos, me parece más sensato guiarnos por la razón
estadística que por el azar genético. Por coherencia, sería lógico
entonces que mi pensamiento me llevara a rechazar cordialmente las
monarquías. Ahora bien, no sería honrado conmigo mismo ni con el
lector si ocultara lo que me pasa con el rey Felipe: y es que me cae
bien ese tipo. Cuando la semana pasada todo el mundo se puso a
ponerle peros a su discurso sobre el coronavirus, me encontré en la
curiosa situación de ser de los pocos que les había parecido bueno.
No sostuvo ninguna posición indefendible, ni dijo nada inadecuado
para las circunstancias actuales. Tampoco cayó en innecesarios
narcisismos por el reciente apartamiento de su padre, que le podrían
haber tentado a justificarse. Quizá eso me lo hace simpático. Desde
mi punto de vista ha reaccionado bien, con temple discreto, frente a
situaciones muy delicadas, como la sucesión o los particulares
negocios oscuros de algunos de sus familiares.
Encuentro otras
posibles explicaciones a esta simpatía tan contraintuitiva. Mi
temperamento siempre se ha rebelado instintivamente contra los
intentos exagerados de satanizar o connotar a alguien. En esos casos,
siempre tengo tendencia a ponerme de parte del maltratado porque me
parece injusto. El empeño de algunos supuestos republicanos de este
país de llamarlo despectivamente “el borbón” siempre me ha
parecido muy poco republicano. Para mí, la república es igualdad,
libertad y solidaridad, valores parlamentarios que Felipe VI respeta.
Intentar demonizar a alguien por lo que significa su apellido me
parece tan absurdo e injusto como si al diputado Gabriel lo
llamáramos “el rufián” para despreciarlo. Quizá lo que sucede
es que, en la España actual, Don Felipe es mejor republicano que
algunos falsos republicanos, que solo lo son de nombre pero que
muestran las hechuras del fascio. Cuando alguien presuma de tener ADN
republicano, podemos estar seguros de que es un mentiroso. Porque hoy
en día la ciencia ya ha descifrado el genoma humano y puede afirmar
taxativamente que no existe ni rastro de un gen de ese tipo.
✕
Accede a tu cuenta para comentar