Opinión

Claro, Calvo

A tenor de la media actual de nuestro país, me considero lo que podríamos llamar un macho representativo: ni muy rico ni muy pobre, con debilidad por las señoras, habiendo tenido amores, pero sin haber sido nunca ligón. Me gusta el rock’n’roll, me gustan las motocicletas y, a la que me distraigo, ando por ahí con algún agujero en los calcetines. Ahora que nos llega la noticia de que la vicepresidenta Carmen Calvo ha sido ingresada en el hospital con problemas respiratorios, lo primero es enviarle ánimos y desearle una pronta recuperación. Pero también quisiera invitarla a reflexionar y que piense en cuan violento e injusto fue hace dos semanas para muchos varones ser acusados de machistas solo por decir que la concentración del ocho de marzo no era una idea sensata este año. Sobre todo, porque había argumentos de peso para manifestarlo, como que el dos de marzo la Unión Europea ya había difundido la recomendación entre los gobiernos de sus miembros de evitar todo tipo de grandes concentraciones de gente. Tampoco fue una idea previsora la reunión de independentistas en Perpiñán y así andamos. Pero ahora toca mirar hacia adelante y esforzarnos y agradecer a todos los que pelean contra el coronavirus el trabajo que están haciendo. Empujar solidariamente a todos los que están sufriendo, para que reúnan su energía y ánimo al completo para superar ese momento terrible en que las fuerzas fallan. Así que, desde esta columna donde hemos sido muy críticos con su labor y la de su gobierno, vaya un mensaje para la vicepresidenta y sus más cercanos allegados con el más entero recuerdo de las cosas buenas que haya hecho, más allá de las que provocan nuestra discrepancia. Y el deseo también de que su salud se recobre para hacer más cosas positivas en el futuro, que las que no nos parezcan así, las discutiremos en buena lid.

Nadie duda que estará bien atendida. Lo cual obliga también a señalar que todos tenemos amigos que están pasando en este mismo momento lo mismo que ella, pero con niños pequeños, en espacios más reducidos y con contratiempos superiores. Es momento de dedicarse a arreglar lo inmediato y no hacer el atún. Pero cuando todo pase habrá que contestar a muchas preguntas.