Opinión

Socializar la incompetencia

Hoy lunes 13 de abril, conocidos nuestros clásicos, y ante la oferta del presidente a los grupos políticos para tejer un gran acuerdo nacional frente a las gravísimas consecuencias económicas de la crisis del Covid-19, la pregunta que me sigo haciendo en mi ilimitada ingenuidad probablemente compartida por millones de españoles de buena fe es doble: de un lado, ¿pretenden Sánchez y su socio de gobierno Iglesias emular en toda su forma y filosofía desinteresada el ejemplo de los impulsores de los pactos de la Moncloa durante la transición asumiendo por el bien del país todo el coste político y partidista necesario? o de otro lado y más bien acordé con la pura realidad de lo demostrado por los artífices de los cordones sanitarios, ¿pretende el Gobierno, no sólo socializar la incompetencia demostrada desde el minuto uno de la tragedia, sino sobre todo buscar una nueva justificación para que su maquinaria de propaganda vuelva a señalar a las irresponsables derechas como culpables de un bloqueo que impida la salida de la crisis?

Por desgracia, lo visto y oído en el parlamento esta pasada semana se corresponde bastante más con el segundo de los interrogantes. A estas alturas de función se hace harto difícil arrogar un mínimo de credibilidad a quienes, bien desde la tribuna del Congreso desprecian con agria verborrea a esos a quienes supuestamente se está tendiendo la mano o bien desde la vicepresidencia del Ejecutivo dinamitan la participación de los empresarios –entiéndase los que crean empleo– ante cualquier tipo de acuerdo. Ofertar diálogo por boca del presidente y al mismo tiempo soltar a la «dóberman» de la portavocía parlamentaria se muestra especialmente revelador de unas intenciones que pasan más por ajustar las tuercas y resortes de la demoscopia, para evitar sangrías de votos, que por engrasar las herramientas del diálogo en la economía de mercado justamente para evitar otra sangría, la de los parados.

Resultaban especialmente indicativas las palabras del ex presidente González la pasada semana con Alsina en Onda Cero a propósito de la conveniencia de unos nuevos pactos de la Moncloa: posibles son, pero empezando por una distinta disposición en quienes desde el Gobierno no dudan en cuestionar la transición y el pacto constitucional. La estrategia de Sánchez y de su guardia pretoriana tras las pasadas elecciones pidiendo al PP y a Ciudadanos un cheque en blanco para blindar su acuerdo con los comunistas de Podemos o de lo contrario situar a la derecha como madre de todos los bloqueos obtuvo su fruto y el monumental descalabro del entonces partido de Rivera fue prueba de ello. Hoy se trata sencillamente de rememorar esa estrategia post electoral echando mano si es preciso del álbum para recuperar la «foto de Colón». Pero las situaciones nunca son iguales; ahora hay demasiados muertos sobre la mesa, un país con peligro a medio plazo de explosión social y unos socios independentistas de conveniencia que están en el «si te he visto no me acuerdo». Ergo, ni trampas, ni trucos, ni cheques en blanco…y a ser posible, nuevo reparto de cartas.