Política
El regalo del Gobierno a ERC
El despropósito ha llegado ahora al extremo de que el gobierno de España ha pactado con los independentistas de ERC un ataque contra Madrid
No me sorprende el odio a Madrid de los independentistas. Es algo visceral que he vivido en mi tierra durante muchos años y que resulta enfermizo. Era habitual escuchar las lamentaciones antimadrileñas para desviar la atención frente a la corrupción, la mala gestión, el despilfarro o las equivocaciones que se cometían en Cataluña. Es la estrategia de buscar un enemigo externo en lugar de hacer autocrítica e intentar recuperar el terreno perdido.
Eran quejas, muchas veces infundadas, por el gasto público estatal, los grandes museos o la captación de inversiones gracias a la capitalidad, aunque nunca aplicaban este criterio por las ventajas que tiene Barcelona frente al resto del territorio catalán por ser, precisamente, la capital. El despropósito ha llegado ahora al extremo de que el gobierno de España ha pactado con los independentistas de ERC un ataque contra Madrid.
El objetivo es armonizar la fiscalidad en los impuestos de patrimonio y sucesiones o donaciones. Es un intento de laminar las competencias autonómicas, como si viviéramos en una república bananera, así como una muestra de la cobardía del Gobierno socialista-comunista que en cambio no se atreve a intentar lo mismo con el concierto vasco y el convenio navarro.
Madrid se ha convertido en el motor económico de España y esto es algo que no soportan los independentistas, los socialistas y los comunistas. En lugar de extender el modelo al resto del Estado estableciendo un sistema más liberal, abierto y eficaz se prefiere un intervencionismo de marcado carácter comunista. Es algo muy alejado, incluso, de la socialdemocracia. Al comunismo le conviene una España débil y empobrecida para avanzar en su proyecto revolucionario.
No lo conseguirán sino se cargan los contrapesos y cuanto mayor sea el índice de paro, déficit público y deuda más fácil resultará avanzar en esa dirección. Pedro Sánchez aseguró que los presidentes del PP le dirían a Ayuso que «tenemos un problema que resolver de armonización fiscal». No es verdad. Lo que se trata es de complacer a ERC. No tenemos que sorprendernos ante la euforia de Rufián, porque ve en la destrucción de Madrid una nueva victoria del independentismo.
No importa que se ignore el Estado de Derecho, que sea una medida inconstitucional y una vergonzosa humillación frente a los que han querido romper la unidad de España, porque no importa el precio que se pague con tal de aprobar los Presupuestos. Hace muy bien Ayuso advirtiendo que Madrid no permitirá este atropello que quieren perpetrar los liberticidas. No contentos con cercenar la libertad educativa ahora quieren impedir la fiscal.
Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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