Opinión

Suspenso a la operación vacunación

La decisión de suspender la aplicación de la vacuna de AstraZeneca es una decisión política y no científica

No se exige a un gobernante que sea especialista en la materia, para eso están los expertos. Lo que se espera de él es que acometa los problemas con sentido común.

Justo lo contrario a como se está gestionando la campaña de vacunación. La decisión de suspender la aplicación de la vacuna de AstraZeneca es una decisión política y no científica tomada por autoridades a las les mueve el miedo a lo que publiquen los periódicos.

Mientras la inmensa mayoría de médicos e investigadores ven más beneficios que riesgos en la vacuna anglosueca y la EMA, que realiza informes semanales, sigue recomendando su aplicación, el gobierno de España, contagiado del pánico, ha hecho añicos los plazos de inmunización.

Para la mayoría de pruebas médicas que nos hacen, tenemos que firmar un consentimiento en el que se nos informa detalladamente sobre los riesgos de la intervención.

Con el mismo criterio que ha aplicado el gobierno a AstraZeneca o a Janssen, prácticamente sería imposible diagnosticar una enfermedad.

El desastre con el que se está gestionando la inmunización, no ha hecho sino crear incertidumbre. La ciencia ha cumplido ofreciendo en tiempo récord varias vacunas, la política es la que está fallando ahora.

La ministra de Sanidad, siguiendo la estela de la inefable Von der Leyen, ha conseguido estropear los planes. A fecha de hoy, las previsiones son de un verano complicado en lo que a contagios se refiere porque quedaremos lejos de la inmunidad de rebaño tan cacareada. Lo peor es que está por ver cómo se traduce en ingresos hospitalarios y muertes.

Además, la inseguridad que han generado en la sociedad es enorme. Dos millones de personas fueron llamadas a vacunarse con AstraZeneca animados por la propaganda institucional. De hecho, algunos que se negaron a dejarse inocular fueron duramente criticados.

Ahora mismo, y a falta de poco más de una semana para que se cumplan las doce semanas de plazo entre la primera y la segunda dosis, no saben que va a pasar con ellos.

La ministra afirma que están valorando como alternativa dejarlo como monodosis, decisión que generaría más inseguridad porque no es razonable prescribir dos pinchazos para alcanzar la inmunidad y, sin que mejore la efectividad del medicamento, reducirlo a una.

También barajan como alternativa que la segunda dosis sea Pfizer o Moderna, algo desaconsejado en principio por expertos como Margarita del Val. En resumen, haga lo que haga, lo que inocula en la sociedad española no es inmunidad sino miedo y desconfianza.

Tiene más miedo el gobierno que los españoles, que estamos deseando que nos pongan una vacuna, la que sea.

Llevamos más de un año de restricciones, muertes y crisis económica generada por la pandemia. Por la negligencia del gobierno la situación se va a prolongar más de lo debido lo que va a generar paro, quiebras y muertes evitables. La pregunta que se hacen muchos españoles es: ¿Quién va a pagar por cada muerte evitable que se produzca o por cada empleo que se pierda por ineptitud?