
Mirando la calle
Leire siempre será sombra
«Lo determinante fue la felicidad de esta mujer de sombra al salir a la luz y sentir el calor de los focos»
Caminando con paso firme y una sonrisa como espada, Leire Díez, la desconocida más conocida de España, llegó al hotel donde había convocado a la prensa para declarar -sin preguntas- sobre sus oscuras actividades, seguramente recogidas en ese pentdrive de peli de espías, que entregó en la sede del PSOE, al número 3 del partido, tras darse de baja voluntariamente como militante. Leire, hasta ahora nadie en la luz, pero fontanera poderosa en la sombra, vestía inocente camisa blanca y pantalones con estampados juveniles. El pelo de un castaño tirando a rojizo, después de aquel rubio de la Ofelia de la T.I.A. de Mortadelo y Filemón, y ligerísimo maquillaje en sus ojos pequeños y burlones, contrastaba con el rojo brillante y descarado, impropio de las mañanas, en sus labios finos y desafiantes. Para sorpresa de todos, acudió a la cita media hora antes y aguardó, en silencio, sosteniendo la mirada a los periodistas, sin atisbo de nerviosismo. Después se caló las gafas y leyó una sarta de ridiculeces que atentaban contra la inteligencia de los presentes. Lo que dijo (y lo que fue relatando luego en diferentes medios), casi es lo de menos. Lo determinante fue la felicidad de esta mujer de sombra al salir a la luz y sentir el calor de los focos, que se traslució en sus gestos y en esas ganas de gira mediática posterior, donde se la vio satisfecha de poder asomar la cabeza fuera de las cloacas, aunque fuera por un rato… Ella, que aseguró no ser «ni fontanera ni cobarde», fue demostrando en las entrevistas posteriores que era lo que negaba: fontanera, arregladora de desaguisados gubernamentales (con el perdón de los oficiantes de esta dignísima actividad) y cobarde, porque el miedo a la verdad la mantuvo patinando por el absurdo de una presunta investigación periodística, un libro y tantas otras supuestas metas increíbles, dados sus ofrecimientos de beneficios judiciales y otras prebendas, en los audios que ha escuchado toda España. Leire, que, ¡ay!, en su día grande desveló su número de teléfono por error y tuvo que pedir protección al Ministerio del Interior, seguirá dando que hablar…Y por mucho que le haya gustado la luz, siempre será sombra.
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