Opinión

El cuaderno de Chapu Apaolaza: Sesión de control a la oposición

El sanchismo se enerva mucho con las posiciones del Partido Popular y vive atrapado en un no poder creerse lo que están escuchando

Desde hace un tiempo, los miércoles de Sesión de Control al Gobierno lo son de control a la oposición. El Gobierno entiende que toda la crítica que se hace supone un intento de derrocarlo, sobre todo si viene de parte del PP. Cuando la enmienda viene de boca de los independentistas, de Bildu y hasta de Podemos, la crítica se les hace más dulce. Con nadie es tan dura Carmen Calvo -Kamala de aquí- como con Casado. El sanchismo se enerva mucho con las posiciones del Partido Popular y vive atrapado en un no poder creerse lo que están escuchando. Esto se debe a que el PSOE considera al PP un partido de Estado, pero gobierna con otros y esa es la paradoja a la que se asoma mi Españita.

No ha quedado muy claro el apoyo de Pablo Casado a Sánchez. “¿Con quién está usted?”, le preguntó el presidente al líder de la oposición. Estas cosas se las pregunta Sánchez porque vive en convencimiento de que Sánchez es España y así considera que lo que favorece a Sánchez se considera que favorece a España y al contrario. Claro que había una esperanza -descabellada y melancólica como todas, es cierto- que concebía la posibilidad de que se pusieran de acuerdo el Gobierno y la oposición en materia exterior, aunque primero tendrían que acordar la política exterior los dos partidos que forman el Gobierno.

Marruecos ha detenido el flujo de inmigrantes a Ceuta, prueba de que tenía la mano cerca del grifo. Llevo pegada detrás de la frente la foto del Guardia Civil sacando del agua un bebé recién nacido con pijama y manoplas de las que se les ponen cuando nacen para que no se arañen la cara con las uñas. Se las había puesto su madre con la intención de que no se enfriara mientras se echaba al agua con él a la espalda. Esta vida es esperar cosas: el viernes, los próximos sanfermines y que respete las fronteras un régimen que no respeta la vida sus niños.

Se ha criticado mucho que Sánchez se haga fotos en Ceuta. Se le critica que vaya y se le hubiera criticado que ni hubiera ido. Es cierto que allá donde va se tira unos selfies, pero para ser justos, al presidente se le pidió un gesto de firmeza y ahí está. Sobrevuela la frontera del Tarajal el helicóptero de Sánchez y de Fernando Grande-Marlaska y el flequillo de Puigdemont. Carles no puede parar de molar, así que entiende que España no tiene potestad sobre cataluña pero que Marruecos puede reclamar Ceuta y Melilla. En los cafés de Tánger ya cantan Els Segadors. Que pongan unas urnas. En Rabat son muy de votar. Puigdemont pretende fabricar un aliado en Mohamed VI para la búsqueda de autodeterminación de los pueblos. Marruecos lindará al sur con Mauritania y por el norte llegará hasta L’Hospitalet de Llobregat.

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