Opinión

Okupa del poder

Sánchez se empeña en construir la realidad que más le conviene, el problema es que a eso se le llama vivir en la ficción. Nos tiene acostumbrados a que no se desvía un ápice de la hoja de ruta que tiene diseñada para cada circunstancia, por eso, a nadie le ha sorprendido que anunciase ayer en Barcelona que hoy aprobaría el gobierno los indultos a los encarcelados del “procés”.

En esa realidad virtual, que tan bien fabrica Moncloa, Sánchez sintetizó en su discurso la versión oficial: “Vamos a restituir la convivencia. No desde el olvido, pero sí desde el respeto y el afecto”.

Da igual que Junqueras haya dicho el domingo que “el indulto muestra la debilidad del Estado” o que Cuixart haya vaticinado la derrota de España, si el líder socialista en su infinita sabiduría dice que esto arregla Cataluña, pues es que lo arregla.

El independentismo está eufórico. En verdad, razones no les faltan, les ha salido barato violar el Estado de Derecho, no renuncian a volver a hacerlo sino todo lo contrario y gana el relato de que España ha tenido que enmendar la injusticia que se ha hecho con ellos, por tanto, eran víctimas de una decisión injusta.

Sánchez les ha hecho un regalo impagable: la inmunidad en la comisión de un delito. El independentismo está más fuerte que ayer, mientras que el Estado es más débil y la imagen ante las instituciones europeas se salda a favor de los separatistas.

El presidente del Gobierno ha actuado movido por su necesidad electoral. Sabe que perderá las elecciones si Cataluña no le vota, porque Madrid y Andalucía se le han complicado sobremanera y los votos valencianos no son suficientes para compensar la ventaja de los populares.

La decisión de los indultos no responde a razones de país, sino a su necesidad electoral. Si el PSOE fuese mayoritario en el sur y en la capital, Sánchez nunca pondría en peligro ese apoyo electoral por los indultos.

Ese es el drama de un Gobierno que solo piensa en mantenerse en el poder. La obligación de Sánchez es fortalecer las instituciones democráticas y defender el Estado de Derecho. Sin embargo, los indultos son más propios de un okupa del poder que de un hombre de Estado.

Los independentistas son insaciables, siempre lo han sido y seguirán en la espiral de deterioro y ruptura porque no quieren un punto de encuentro, quieren no ser España y, además que a los españoles les vaya mal.

Tampoco los indultos le van a dar a Sánchez muchos votos en Cataluña, más bien perderá algunos en el camino, los catalanes no independentistas son las auténticas víctimas de los secesionistas.

En el resto de territorios si habrá consecuencias electorales que afectarán a presidentes autonómicos y candidatos que, por cierto, prefieren perder a enfrentarse al Rey Sol.

Menos mal que Sánchez lo tiene todo pensado y, como cree que los ciudadanos no son muy listos, el día 26 nos deja ir sin mascarilla y, así, el asunto indultos queda olvidado.