Opinión
El cambio de gobierno
A Sánchez le toca ahora afrontar la recta final de la legislatura y necesita sangre nueva y poner orden en el PSOE
En primer lugar quiero dejar muy claro que no tengo ni idea de que ministros seguirán, saldrán o entrarán. Es fácil, hasta divertido, jugar a las quinielas e incluso poner aquellos que considero quemados para ver si acierto. Es un ejercicio muy habitual. Ahora estamos en el típico proceso de rumorología y lo peor para los que se sientan en el consejo de ministros, ya que estarán nerviosos, es el fuego amigo. Los presidentes son muy celosos de esta potestad y no acostumbran a decir nada. No sé si tiene una libreta azul, roja, negra…., pero no creo que la necesite.
En ocasiones leo crónicas donde es fácil detectar de dónde viene la interesada filtración o incluso la antipatía hacia el ministro cuya caída se desea. En cierta ocasión, hablaba con un presidente sobre estas cuestiones y me respondió que él estaba contento. Es decir, a pesar del enfrentamiento público entre ministras o ministros no le afectaba. La razón es que era el presidente. A mí me parecía un escenario horrible, pero hay personas que se sienten cómodas en estas situaciones.
Otra cuestión distinta es que Sánchez tiene que reducir el número de ministerios, para dar una imagen de austeridad, y «jubilar» a los quemados incluso por el propio bien de los afectados. Ahora le toca afrontar la recta final de la legislatura y necesita sangre nueva, así como poner orden en el PSOE tras el ridículo, aunque ya olvidado, de la chapucera moción de censura de Murcia. No necesita ningún consejo al respecto, porque lo sabe mejor que nadie. Hay que conservar lo que ha funcionado y renovar lo agotado o fracasado.
Estos dos años largos que quedan hasta diciembre de 2023 son fundamentales para conseguir la reelección. Es verdad que no se respira inquietud en La Moncloa, porque piensan que hay tiempo suficiente para recuperarse en las encuestas, afrontar con éxito el desafío independentista por medio de los habituales juegos malabares y, sobre todo, disfrutar de la recuperación económica a pesar del brutal endeudamiento.
Estamos inmersos en una montaña rusa y un gobierno más político y eficaz le puede beneficiar. Los que salgan tienen que recordar que ser ministro siempre es un gran honor y que Sánchez encontrará acomodo para los caídos. No hay más que ver a los neosanchistas políticos y mediáticos.
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