José Luis Ábalos

Cuartel emocional

Solo espero que no se cumpla aquella máxima que dice “otro vendrá que bueno te hará”

No seré yo quien haga leña del árbol caído en estas líneas, pero si quiero ser honesta conmigo misma y con mis presuntos lectores: no puedo dejar de reconocer que para mí y para mi estómago ha sido de mucho alivio la eliminación de ciertos personajes del panorama político.

El primero, Ábalos, el gordo chuleta que iba de sobrado, el escudero, el Sancho Panza –y nunca mejor dicho-, de Sánchez que le sacaba las castañas del fuego a costa de lo que fuere y a quien se le asignó el marrón de recibir con alfombra roja a la tal Delcy Rodríguez, que portaba unos convolutos de contenido sospechoso. ¿Se acuerdan de Guido Brunner, a la sazón embajador de Alemania, que se vio envuelto en un tema de corruptelas por un quítame allá esos convolutos?

Él fue quien puso de moda la palabrita a propósito de una cantidad de dinero recibida por gestionar unos trámites o tramitar unas gestiones. Desde aquellos tiempos no han dejado de producirse este tipo de eventos con convoluto –es lo que tiene el oficio de periodista, que se te quedan en la memoria estas y otras cosas-.

Pero sigamos, que hay mucha tela que cortar. Iván Redondo, quien juró dar la vida por quien ahora lo echa desconsideradamente. Los hay que dicen que algún caramelo o premio de consolación le tendrá preparado, como también se dice que la de la cara de vinagre, o sea Carmen Calvo, va a la presidencia del Consejo de Estado, quitándole así el sitio a otra cara-vinagre, Mª Teresa Fernández de la Vega, quien fuera también vicepresidenta del gobierno, esta vez con otro individuo para olvidar, o sea Rodríguez Zapatero, hoy a las órdenes de Nicolás Maduro.

El ministro de Cultura

A Iceta, quien debería muy seriamente pensar en perder peso porque su cara es ya lo más parecido que hay al culo de Homer Simpson, le han quitado el ministerio de Política Territorial, un juguetito con el que se lo pasaba muy bien puteando a los opositores a la Administración de Justicia y, en general, a los de la Administración del Estado. ¡Con lo ingrato que es opositar! Ahora tiene el de Cultura y Deportes, que no sé si se ajusta bien a su perfil, ya que él es más bien hombre de ciencias. De hecho se matriculó en la facultad de Ciencias Químicas, abandonando de inmediato para alistarse en el partido socialista de Cataluña, con lo cual vive del cuento desde entonces, que es lo que hacen todos. Veremos qué papel hace en el ministerio más bonito.

De la portavocía nos han quitado a María “Jesú” Montero y sus rizos bailones, y nos han colocado a una especie de Mireille Mathieu –lo digo por el corte de pelo-, muy mona, muy limpia y arregladita, llamada Isabel Rodríguez, que era alcaldesa de Puertollano y que, además, asume Política

Territorial, sustituyendo al bueno de Iceta. Por el momento, como portavoz, hace equilibrios en el alambre para no afirmar que Cuba es una dictadura de tomo y lomo, donde, por cierto, hay más prostitución por hambre que en cualquier otro país del mundo. Le sigue muy de cerca Venezuela. ¿Dónde están las feministas para liberar de la esclavitud del sexo a estas pobres mujeres?

Finalmente me congratula la salida de Celaá, no porque la aragonesa Pilar Alegría vaya a ser mejor, pero quizá me ataque menos los nervios, como también me los atacaba Laya, otra que se va amargada. En fin, yo solo espero que no se cumpla aquella máxima que dice “otro vendrá que bueno te hará”. Amén.

CODA. Ha sido inconstitucional el primer confinamiento. Y aquí no pasará nada, como siempre.