Pedro Sánchez

Sánchez, lo mejor para Podemos

Pedro Sánchez es lo mejor que le podría ocurrir a Podemos. Las luchas internas, el fracaso en el intento de vertebrar una organización con una posición homogénea nacional y el paso por un gobierno, solo les ha dejado unos pocos titulares y el ego inflamado de Pablo Iglesias, un resumen decepcionante para sus votantes.

Menos mal que el líder socialista va a acudir en su auxilio. Sánchez necesita que sobrevivan a las próximas elecciones y va a salir en su rescate. Ya hemos visto, como en las últimas semanas,las pugnas particulares que se libran entre ministras socialistas y podemistas, se saldan a favor de las últimas.

Yolanda Díaz dobló el brazo de Teresa Ribero en verano, hace unos días el de Nadia Calviño, pero no hubiese sido posible sin que la balanza la inclinase Sánchez en favor de los morados.

El líder socialista ha descubierto que deteriorar la imagen de los suyos es sencillo y no tiene tantas contraindicaciones como enfrentarse al discurso populista que suelen elaborar desde Podemos.

Por otra parte, es una cuestión de pura aritmética, si los podemistas se desinflan, al PP, que ha recuperado el electorado que estaba en Ciudadanos y sumando con Vox le saldrían las cuentas para gobernar.

Mantener el equilibrio entre las ocurrencias moradas y evitar, al mismo tiempo, que se desplomen, es como practicar slackfline, ese deporte que consiste en caminar sobre una cuerda de 5 cm de anchura: en cualquier momento te despeñas, basta un poco de viento.

El otro nubarrón que se ve desde Moncloa es el de los independentistas. Son como un volcán a punto de entrar en erupción. Si ERC viera que su política de “independencia pactada” puede descabalgarle de la presidencia de la Generalitat, volvería a la línea del 2014 y quedaría bloqueado el apoyo al gobierno de Sánchez. La opinión pública le responsabilizaría por sus flirteos con los separatistas.

Por otro lado, tampoco puede diseñar una estrategia de confrontación que erosione a Aragonés, porque le va a necesitar en la próxima investidura. En realidad, el PSOE ha sustituido los escaños que ha tenido históricamente el PSC por los de ERC.

Si se observan los resultados de las elecciones generales en las cuatro circunscripciones catalanas, la pérdida de diputados del PSC desde 2011 ha ido acompañada de una subida proporcional de ERC.

Para el PSOE, la Moncloa depende del resultado en Madrid, Valencia, Andalucía y Cataluña, en tanto que la derecha tiene un buen granero en la España más despoblada. Con Madrid perdido y Andalucía en caída libre, Sánchez se la juega en Cataluña y Valencia y, si bien, Valencia parece ser un bastión socialista, necesita afianzar, no tanto los votos, como los escaños catalanes.

Sánchez afronta la reelección interna en el PSOE intentando ganar algunos votos con el mensaje de unidad interna, pero el problema mayor que tiene es que, desde que llegó a la Moncloa, el que ha subido no es el PSOE, sino sus aliados y sus enemigos.