Opinión

Madrid delenda est

Las últimas intervenciones estelares de Sánchez y sus aliados solo sirven para perder votos

Los romanos ganaron las tres guerras púnicas, pero no descansaron hasta destruir Cartago. Las dos naciones luchaban por la hegemonía en el Mediterráneo y solo podía quedar una. El senador Catón el Viejo odiaba profundamente a los cartagineses. Por ello, utilizaba la frase «Carthago delenda est» (Cartago debe ser destruida) o «Ceterum censeo Carthaginem esse delendam» (Además opino que Cartago debe ser destruida) cada vez que finalizaba sus discursos en el Senado romano durante los últimos años de las guerras púnicas.

No sabemos exactamente cuál era la que utilizaba o si eran ambas, pero, como digo siempre en clase, no estaba presente cuando la pronunció. Lo importante es el espíritu y no la literalidad de esta famosa locución latina. La capacidad gubernamental para meterse en charcos, a causa de ese deseo de ser happy flower, le juega malas pasadas a Sánchez.

La última ocurrencia gubernamental es de traca y como les pasa siempre se enredan en las explicaciones haciendo muy difícil el trabajo de sus numerosos hagiógrafos mediáticos. No creo que quieran destruir Madrid, pero lo ponen muy fácil para que lo parezca. Las últimas intervenciones estelares de Sánchez y sus aliados solo sirven para perder votos.

No hay duda de que se han convertido en los mejores aliados para fortalecer a Ayuso, porque eso de descentralizar es lo que parece. Han buscado la solución imaginativa de asegurar que solo se aplicará para las instituciones que se creen en un futuro. Esto me preocupa más, porque la imaginación de los políticos para inventarlas no tiene límites.

No hay más que ver el despropósito de tener un ministro de Consumo. Un análisis del gobierno, autonomías, diputaciones y municipios muestra el despilfarro nacional. Por tanto, no hay que dar oportunidad para que nos llenen de nuevos organismos inútiles, porque lo que se tendría que hacer es analizar en profundidad las administraciones públicas para lograr que fueran más austeras y eficaces.

No se puede gobernar a golpe de ocurrencias. Esta última es vaciar de contenido la capitalidad para complacer a las fuerzas disgregadoras. No quiero decir que quieran destruir Madrid, pero me temo que la izquierda preferiría que fuera una ciudad grande de provincias sin el peso que actualmente tiene. Es un grave error, porque se ha convertido en el motor económico de España y tiene una importante proyección mundial.