Política

«Mortadelo», el vampiro de Logroño que soltó Marlaska

El mal existe, este empeño en hacernos a todos iguales es desviar el tiro hacia los inocentes

La psiquiatría posmoderna dejó en la calle a miles de desquiciados. Los manicomios estuvieron proscritos porque, al cabo, la progresía de entonces, que no para de mejorar según avanza el tiempo, creía que donde mejor estaba un loco es en la calle y que alguien voló sobre el nido del cuco, así que vayan dispersándose, que diría Edu Galán. Hoy, muchos trastornados con ínfulas criminales duermen en las cárceles sin que tampoco reciban un adecuado tratamiento y los demás, a decir de la doctrina Carmena, deberían estar en sus casas. Vaciar las prisiones es un sueño izquierdista. Los hombres tenemos remedio. Pero no. O hemos delinquido porque las circunstancias nos han llevado hasta la espalda de una reja. Ni que estuviéramos en la época de El Lute. Se contradice en su afán político el hecho de que pretendan derribar las mazmorras y a la vez griten por aumentar las penas a los violadores o a los corruptos que, siguiendo el argumentario, también les habrá llevado las golferías de la vida hasta el retrete compartido.

La tragedia de Logroño, la muerte a manos de un monstruo de un niño, se podía haber evitado si al criminal, apodado «Mortadelo», no le hubieran concedido el tercer grado. Al frente de la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias estaba y está Ángel Luis Ortiz, al que colocó Marlaska a pesar de que defendía que nuestro sistema es «tremendamente duro».

Marlaska se ha convertido en el Filemón de «Mortadelo». Solo con los delitos que acarreaba, una violación, y más tarde, otra violación y asesinato de una agente inmobiliaria, ya tendría bastante para pudrirse en la cárcel, pero ¡ay quién ose poner sobre la mesa lo de la de prisión permanente revisable! «Mortadelo» fue liberado a pesar de los informes en contra de la cárcel en la que cumplía condena. Quién le explica este capricho burocrático a los padres del niño que iba disfrazado de payaso cuando el vampiro de Logroño le animó a irse con él. ¿Marlaska? ¿Carmena? Váyanse con toda la autoridad que les reviste a tomar un poco de viento ahora que se acercan tormentas. Claro que no se legisla en caliente. Ya ha habido suficientes cuerpos fríos, témpanos que un día tuvieron corazones ardientes. Tenemos un Gobierno que pretende proteger a los niños de las chocolatinas y los deja desnudos ante un depredador sexual. Con lo bien que estaría el pequeño inflándose a golosinas a estas horas del truco o trato. El mal existe, este empeño en hacernos a todos iguales es desviar el tiro hacia los inocentes.